"No recurra a estos establecimientos si no es total y absolutamente necesario. Agote todas las posibilidades de financiación que se encuentre, renegocie su hipoteca, pida dinero a familiares o amigos, pero no entregue sus joyas por un precio tan absolutamente ridículo en proporción a lo que le costaron". Así de contundente es la recomendación que hacía recientemente UCE-Extremadura a quienes se planteen acudir a vender sus joyas a establecimientos de compraventa de oro.

Un informe elaborado por esta organización de consumidores insiste en que "aunque estemos agobiados por la necesidad, conviene reflexionar si la venta de nuestras joyas es realmente la mejor opción". En este sentido, apunta que la tasación se hará solo y exclusivamente en función del peso y la calidad del oro con el que esté fabricada la pieza, lo que elimina de la valoración otros factores como el diseño, su exclusividad o el valor sentimental que ésta pueda tener para nosotros. "Por ello, es seguro que el dinero que vamos a recibir por la joya es infinitamente menor que lo que pagamos por ella en su momento", sostiene.

Además, UCE asegura que el precio que se ofrece por las piezas es mucho menor que la cotización oficial. "El negocio para ellos es claro, pues compran el oro a los particulares mucho más barato de lo que lo harían en el mercado y después, obviamente, lo venden al precio normal", asevera, si bien reconoce que se trata de una práctica "completamente legal", ya que en ninguno de los casos estudiados se ocultaba el precio que se paga. También destaca que la mayor parte de las tiendas no permiten que se vuelvan a recuperar las joyas que se entregan. "Lo habitual es que se envíen a una empresa especializada para que las funda y fabrique otras nuevas", apunta.

Y si finalmente se toma la decisión de vender las joyas, UCE-Extremadura recomienda acudir a los montes de piedad para conservar "la esperanza de recuperarlas en un futuro".