Fidel Castro murió a las 22.29 horas del viernes (04.30 de la madrugada del sábado en España). Lo anunció su hermano, el presidente de Cuba, Raúl Castro, en una alocución a toda la nación difundida por la cadena televisiva y de radio. Raúl, con el rostro visiblemente contraído, dio la noticia al caer la medianoche, desde su despacho y vestido de general.

Muy brevemente, Castro señaló que por voluntad expresa de Fidel, quien cumplió 90 años el pasado 13 de agosto, sus restos serían incinerados el sábado, pero omitió revelar las causas de la muerte y se limitó a adelantar que los detalles del funeral serían indicados más adelante. Al concluir la alocución, el dirigente se dejó caer contra el respaldo de su asiento a hizo un gesto de desaliento. Las autoridades cubanas anunciaron posteriormente que el funeral será el próximo 4 de diciembre.

Una sorpresa

La noticia cogió por sorpresa a la dirección del país, que asistía a una gala por el 60 aniversario del desembarco del yate Granma. A diferencia de otras ocasiones en que se dan a conocer noticias trascendentales de este tipo, el mensaje de Raúl Castro no fue retransmitido y los medios continuaron con su programación habitual como si nada estuviera ocurriendo.

Al caer la noche, en las calles de La Habana se hizo el silencio mientras desde Miami, donde se concentra la mayor parte del exilio cubano, la gente empezaba a salir a la calle a festejar la muerte del histórico líder cubano. Afloraban también las primeras reacciones internacionales. La primera desde Venezuela, donde el presidente venezolano, Nicolás Maduro, llamaba «a todos los revolucionarios» a continuar con el legado de Castro. En España, mucho más tarde, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, despidió en Twitter a una «figura de calado histórico». Mientras que en EEUU, mientras Donald Trump fustigó al «brutal dictador» y prometió hacer «todo lo posible» por la «libertad» del pueblo cubano, mientras el actual mandatario, Barack Obama, dejó para la historia juzgar su «impacto».

Nueve días de luto

El Consejo de Estado de Cuba decretó nueve días de luto por la muerte del expresidente y líder de la Revolución cubana. «Durante la vigencia del duelo nacional cesarán las actividades y espectáculos públicos, ondeará la enseña nacional a media asta en los edificios públicos y establecimientos militares y la radio y la televisión mantendrán una programación informativa, patriótica e histórica», señalaba un comunicado del Consejo de Estado.

Esta fue la primera información oficial que se difundió después de que el presidente cubano, Raúl Castro, anunciara la muerte de su hermano. Además, en las horas posteriores al fallecimiento del líder cubano se constituyó una «Comisión Organizadora del Comité Central del Partido, el Estado y el Gobierno para las honras fúnebres del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz».

Ese órgano informó de que el traslado de las cenizas de Fidel Castro desde La Habana, donde residía, hasta Santiago de Cuba, su provincia natal, comenzarán el miércoles 30 de noviembre y se prolongará hasta el 3 de diciembre, pues seguirá un recorrido «que rememorará La Caravana de la Libertad»” que tuvo lugar en enero de 1959.

A su llegada a Santiago habrá un «acto de masas» en la Plaza Antonio Maceo de esa ciudad y la ceremonia de inhumación se efectuará al día siguiente en el cementerio de Santa Ifigenia, también en Santiago.

Antes, la población podrá acudir a rendir homenaje a Fidel Castro en el Memorial José Martí de La Habana desde las 9 de la mañana hora local (14.00 GMT) desde mañana lunes y hasta el mediodía del martes 29. Y el martes, a las 19.00 horas de Cuba (00.00 GMT) se celebrará «un acto de masas» en la Plaza de la Revolución de La Habana.

Las reacciones

Diversos líderes internacionales destacaron la dimensión histórica del expresidente cubano Fidel Castro y la política mundial durante más de medio siglo. En un comunicado, el presidente electo de EEUU, Donald Trump, prometió que su gobierno hará «todo lo posible para asegurar que el pueblo cubano pueda iniciar finalmente su camino hacia la prosperidad y libertad».

Trump fustigó al «brutal dictador» que «oprimió a su propio pueblo» y con su fallecimiento deja «un legado de fusilamientos, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y negación de derechos humanos fundamentales». Mientras que el presidente de EEUU, Barack Obama, afirmó que la historia «registrará y juzgará el inmenso impacto» de la «singular figura» de Castro.

En un comunicado divulgado por la Casa Blanca, Obama reconoció que la muerte de Castro es, para los cubanos de la isla y de EEUU, un momento de «emociones poderosas», de recordar «las innumerables formas» que en el líder de la revolución «alteró el curso de vidas individuales, familias y de la nación cubana».

Según Obama, la relación entre EEUU y Cuba estuvo marcada durante casi décadas por «profundos desacuerdos políticos», pero durante su presidencia se ha «trabajado duro para dejar atrás el pasado» con el proceso de normalización bilateral y la restauración de las relaciones diplomáticas.

El presidente chino, Xi Jinping, aseguró que Castro «vivirá eternamente», al expresar sus condolencias por el fallecimiento del líder cubano. El papa Francisco manifestó su «pesar» y en un telegrama dirigido a Raúl Castro dijo que reza por el «descanso» de su hermano.

El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, afirmó que con el fallecimiento de Castro «el mundo pierde a un héroe para muchos» y agregó que «su legado será juzgado por la historia».

Por su parte, el presidente del Parlamento Europeo (PE), el socialdemócrata alemán Martin Schulz, indicó a través de la red social Twitter que Fidel Castro «marcó Cuba, Latinoamérica y la política global».

«Se cierra un capítulo de historia. La Unión Europea está con el pueblo cubano mirando al futuro», señaló.

La alta representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exteriores, Federica Mogherini, indicó en un comunicado que «Fidel Castro era un hombre decidido y también era una figura histórica» que «falleció en un momento de grandes desafíos e incertidumbres así como de grandes cambios en su país», afirmó.

Mucho más crítica se mostró la eurocomisaria de Comercio, Cecilia Malmström, quien, en un mensaje en Twitter consideró que Castro era un «dictador» y se mostró sorprendida por los «homenajes» que se le dedican.

El Gobierno de Venezuela, principal aliado de Cuba en Latinoamérica, recibió con «tristeza» y pesar el fallecimiento del expresidente cubano Fidel Castro, de quien el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, ha dicho que fue un «hombre admirable del siglo XX que ha marcado el siglo XXI».

«Hemos compartido este golpe y procesando tantas cosas, tantos recuerdos, la historia grande continúa con nosotros que nos sentimos sus hijos», dijo el jefe de Estado venezolano en contacto telefónico con el canal Telesur. El presidente Maduro resaltó que Castro y el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez (1999-2013) «construyeron» la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Petrocaribe y «dejaron abonado el camino de la liberación» de sus pueblos.