"Dios bendiga esta casa". La caja de cartón colgada de la entrada de la choza y del cobertizo situados junto al zulo en el que fue descubierto el expresidente iraquí Sadam Husein está decorada con motivos cristianos: siete representaciones de la Virgen, tres de Jesucristo y una de la Santa Cena. La casa bendecida por el Dios cristiano en la que Sadam pasó sus últimos días en libertad es una perfecta metáfora de la caída del dictador: el déspota acostumbrado al lujo desmedido y extravagante de sus palacios repartidos por todo Irak fue detenido en un zulo situado a unos metros de un chamizo de ladrillos en las afueras de la localidad de Al Daur, una aldea depauperada.

A medio camino entre Tikrit y Samarra, Al Daur ofrecía a Sadam grandes ventajas: la ayuda de los clanes tribales y su misma localización, al oeste del río Tigris, remota y dejada de la mano de Dios. A la granja, situada en un campo de palmerales, naranjos, girasoles y eucaliptos, se accede por un camino de tierra que se aleja del núcleo urbano de Al Daur. Sólo una buena información podría haber llevado allí a los soldados, que habían patrullado varias veces la zona antes del arresto. La granja, según los vecinos, pertenece a un anciano llamado Hasan Mohamed Alí, tres de cuyos hijos han sido arrestados.

80 centímetros de ancho

El último palacio de Sadam constaba de una choza y un cobertizo de madera adyacente situados en mitad de un naranjal. El zulo es una construcción bajo tierra con una apertura de unos 80 centímetros de ancho por dos metros de alto hecha a medida de un hombre de la constitución del tirano.

Reforzado con vigas de madera, en el agujero sólo hay una pequeña luz y un conducto de ventilación, y en él Sadam Husein tan sólo podía permanecer de pie o en cuclillas. Salir y entrar del zulo requiere un considerable esfuerzo, por lo que de un árbol situado encima cuelga un cinturón para impulsarse. "Fue construido especialmente con el objetivo de esconderse", explicaba ayer uno de los militares estadounidenses que guiaba a los periodistas por la única atracción turística de Al Daur.

Dormitorio y cocina

Sadam no vivía en el agujero, sino que se escondía cuando sospechaba que había peligro. La vida cotidiana la pasaba en la choza, que servía como dormitorio y comedor. En su interior, ayer podían verse dos camas, una pequeña biblioteca y una nevera vacía en la que permanecían restos de chocolatinas y una lata vacía de un refresco estadounidense. Esparcidas por la estancia, había ropa --incluidos calzoncillos--, zapatos (dos pares nuevos) y varias mantas, aunque los militares no están seguros de que todos los objetos pertenecieran al dictador, ya que con él vivían al menos dos personas más.

Como única decoración, otro motivo cristiano: un calendario del 2003 colgado en la pared que representa el Arca de Noé. Numerosos insecticidas y cremas repelentes colocados encima de la pequeña nevera indican que los mosquitos debían castigar la piel del déspota.

El dictador conseguía electricidad gracias a un generador, cuyas instrucciones estaban escritas en inglés. El cobertizo, adyacente a la choza y sin paredes, era la cocina y el baño.

La dieta del tirano

Un vistazo a sus armarios y a los utensilios en los fogones permite deducir cuál fue la dieta de Sadam: las naranjas y mandarinas que estaban al alcance de la mano en los árboles; pollo y ternera en conserva, atún --de la marca El atún feliz--, té y 10 morcillas colgadas de una rama. En la granja vecina, otro granjero cuidaba gallinas y pavos.

El baño --de modelo turco-- es un simple retrete en el suelo y una manguera que hacía funciones de ducha. Varios frascos de gel y champú sugieren que Sadam no olvidó la higiene personal en su vida en la clandestinidad, aunque, como es obvio tras ver la poblada barba que lucía al ser detenido, no había utensilios de afeitado.

Motocicleta preparada

Cerca de la granja estaba aparcada una moto MZ, fabricada en la antigua RDA. Quién sabe, tal vez era el último plan de fuga de Sadam, con el que hacer realidad una leyenda de fugitivo que se frustró con la llegada de las tropas estadounidenses y con el rasurado televisado de su barba clandestina.