Nisamar Yurena Hernández nació hace 26 años en Agüimes, un municipio de la provincia de Las Palmas situado en el sureste de la isla de Gran Canaria, pero vive en Acebo, en las estribaciones de la Sierra de Gata, desde hace más de 16 años. Su madre, Milagros Márquez, estuvo casada durante poco más de un año con un canario que conoció en San Sebastián, donde sus padres, José y Juliana, tuvieron que viajar en busca de trabajo.

"La chica le conoció porque el joven hizo en San Sebastián el servicio militar", recuerda José Márquez, ex empleado del complejo deportivo de Anoeta. Nisamar Yurena es el único fruto de un matrimonio que pronto se deshizo, aunque su padre rehizo su vida sentimental con otra mujer y tuvo dos hijas más, Siomara y Abenauara, de 19 y 14 años de edad, respectivamente. Hace dos semanas viajaron a Acebo junto al hijo de la mayor de ellas, un bebé de once meses, para conocer a su hermana paterna, con la que mantenían contacto desde hace más de seis años por teléfono e internet. Fue su primer y último viaje a Acebo, pues la familia ya tiene confirmación oficial de que los tres perecieron en el trágico accidente aéreo de Barajas.

"El pueblo está consternado porque las chicas han estado en el pueblo durante las fiestas y han conocido a mucha gente", relata el alcalde, Francisco Javier Alvíz, que ha ordenado que las banderas ondeen a media asta.

Siomara, Abenauara y el pequeño Tanausu, que cumplió sus once meses de vida en Acebo, compraron sus billetes en Las Palmas y al llegar la fecha del retorno desearon haberlo retrasado unos días, pero no lo hicieron porque eran pasajes de ida y vuelta adquiridos en condiciones preferentes en la isla.

"No les ha faltado de nada, han estado en las verbenas, en las piscinas y en el circo, y todas las noches llegaban a las 2 y las 3 de la madrugada", recuerda Juliana sentada en una silla en su casa de Acebo, donde el pasado domingo comieron pollo asado con patatas fritas las tres hermanas que, pese a acabarse de conocer, se demostraron un cariño muy especial.

"La pequeña, Abenauara, tenía mucho parecido con Yurena y estaban todo el día abrazadas por las calles del pueblo", relata una vecina que no puede reprimir las lágrimas. "Quién las iba a decir que se conocerían y también se despedirían para siempre", sentencia la mujer.

Nisamar Yurena pidió al taxista local, Francisco Javier Puerto, que planificase su agenda para viajar a Madrid la jornada del 20 de agosto. La joven de Acebo acompañó a Siomara, Abenauara y al bebé hasta la terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas. Tenían que coger el vuelo JK 5022 de Spanair a las 13.00 horas y embarcaron a las 12.30. Las chicas se fundieron en un abrazo de despedida y una vez en el interior del avión, la pequeña Abenauara envió un SMS al móvil de su hermana Yurena.

"Te quiero mucho y espero que pronto nos veamos otra vez", escribió.

Yurena emprendió con tristeza el camino de regreso a Acebo en el taxi de Francisco Javier Puerto y decidieron hacer un alto en el camino para comer. Al reanudar la marcha oyeron en la radio que un avión con destino a Las Palmas había sufrido un accidente, pero descartaron que fuera el de las chicas por la hora del despegue. Poco después confirmaron con unas llamadas que se trataba del vuelo de Siomara, Abenauara y Tanausu, que había sufrido un retraso en la hora de salida debido a un problema técnico.

"El viaje de regreso fue un auténtico drama", recuerda el taxista, que ayer apenas pudo conciliar el sueño.

La joven de Acebo viajó junto a su madre nuevamente a Madrid, donde fue informada que debía someterse a las pruebas de ADN para poder identificar a sus hermanas paternas.

Yurena declaró ayer a Efe estar indignada por el trato de Spanair a los familiares. "Hasta las dos y media de la madrugada no supe si mi familia estaba muerta", declaró.

"Está desolada, igual que nosotros, pero sobre todo ella, porque insistió mucho a sus hermanas para que vinieran a verla" relata su abuela Juliana, que ayer por la tarde supo que se había identificado a los dos bebés fallecidos que viajaban en el JK 5022, que Siomara estaba embarazada de nuevo y que nunca dará a luz.