"Lo veo lógico. Una persona que está todo el día descargándose películas es mucho menos rentable para una operadora que una empresa que, por ejemplo, emplea internet fundamentalmente para enviar documentación", sostiene David Sospedra, consejero delegado de Microven Extremadura, una firma de servicios informáticos para las empresas. Apunta que un cambio en el sistema de tarificación podría ser incluso beneficioso para las empresas ya que en los centros de trabajo los ordenadores están conectados a lo sumo "ocho, diez o doce horas al día, y no están 24 horas descargándose cosas, como en los de muchos particulares".

En cualquier caso, es escéptico sobre la posibilidad de que se acabe rebajando la factura a quienes menos uso hacen de la red: "No creo que lleguen ahí", sostiene. Sospedra propone como un sistema alternativo "tarifas planas proporcionales", en las se pueda pagar por tramos de consumo. A su juicio, sí que existe riesgo de congestión en la red, pues "el volumen de contenidos aumenta exponencialmente. Ahora ya se ve hasta la televisión a través de internet".