Veinte años después de celebrarse por primera vez el Día Mundial contra el Sida hay grandes avances en los tratamientos y se ha reducido la mortalidad, pero la discriminación y el estigma contra las personas infectadas sigue vigente. Ese es uno de los factores clave que impide el acceso universal a antirretrovirales capaces de dormir el virus y que hará muy difícil de cumplir el compromiso mundial de proporcionar prevención, tratamiento y ayuda universales en 2010, dijo ayer la alta comisaria de Derechos Humanos.