Conciliar el trabajo y el cuidado de sus dos niñas es complicado ya para José Antonio González y Elena Lajas "como para tener más hijos", por lo que no se plantean tener de momento familia numerosa. Aunque su idea inicial era llegar a tres. Los dos trabajan fuera de casa, ella es fisioterapeuta y él funcionario con un horario "complicado", sin un turno fijo. Ninguno de los dos tiene familia en Mérida, donde viven, que les puedan echar una mano en el cuidado de las niñas.

Paula, de cuatro años, va a la guardería desde que tenía seis meses y ahora, ya en el cole, asiste a las aulas matinales y al comedor escolar. "Menos mal, aunque en septiembre no hay y nos la tenemos que apañar", dice José Antonio. La pequeña, Julia, acaba de nacer hace un mes y medio, pero le espera el mismo futuro que a su hermana. "En septiembre irá a la guardería ya, sino es imposible".

Y es que "uno más uno no son dos, son tres mínimo, pero estoy muy contento", dice este padre de un modelo de familia tradicional que ya va perdiendo fuelle, quizás dice, porque las administraciones no ayudan demasiado con los hijos y porque "cada vez la gente se independiza más tarde y uno se acomoda". Su mujer Elena es un fiel ejemplo de las estadísticas sobre la edad media de las extremeñas de acceso a la maternidad, que ronda los 31 años según datos del 2005, la edad a la que tuvo a Paula hace cuatro años.