Adrián tiene 6 años y su hermano Alvaro justo el doble. Ambos estudian en el colegio concertado Paideuterion, de Cáceres, y son usuarios del comedor de forma esporádica. De la misma manera que algunos días varía la hora de salida del trabajo de su madre, Rosa Luján. "Normalmente, salgo a las 13.30 horas, pero hay días que me tengo que quedar un poco más. Gracias a la flexibilidad del servicio de comedor, lo único que tengo que hacer es avisar por la mañana y ya se encargan de atenderlos en el colegio", detalla.

En su caso, es el propio centro el que gestiona el comedor y el aula matinal. Aunque Rosa nunca ha hecho uso de esta última, sí que tiene una amiga que la utiliza habitualmente y "está encantada", apunta.

Lo mismo le ocurre a ella esos días que debe prolongar un poco su jornada laboral, ya que la de su marido dura el día y nadie puede entonces recoger a los pequeños. Un vacío que llena el comedor escolar. Algo similar a lo que ocurrirá el próximo mes de julio con la nueva escuela de verano , a la que Rosa ya ha apuntado a Adrián (será para alumnos de Infantil a tercero de Primaria), "porque creo que le gustará más que las actividades municipales en las que participaba hasta ahora, aparte de que nos pilla más cerca".