Cerrado por vacaciones . Ese, bien podría ser el cartel a colgar en algunas casas cuartel de la región en los meses de julio y agosto. El descanso estival y la Operación Verano dejan los destacamentos extremeños de la Benemérita bajo mínimos, lo que ya ha sucitado la queja de algunos alcaldes de la comunidad autónoma y de la propia Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).

Como cada verano, el Ministerio de Interior refuerza policialmente los puntos turísticos españoles. Una tarea en la que participan guardias civiles llegados desde Extremadura, tanto de zonas rurales como de la agrupación de Tráfico. Su misión, controlar la delincuencia y el terrorismo en zonas donde el número de residentes llega a multiplicarse por cinco.

En los meses de verano, en Extremadura, muchos de sus pueblos también incrementan de forma notable el censo vecinal. Sin embargo, no hay refuerzo posible. En el municipio cacereño de Garrovillas la plantilla la integran seis efectivos. Con las vacaciones y los desplazados, la vigilancia del pueblo está en manos de dos agentes, uno por turno y garantizando un máximo de 16 horas al día de servicio. El resto de la jornada está en manos de "los ratos libres y la ayuda de los compañeros de pueblos cercanos", según aseguran fuentes de la AUGC.

Una situación similar a la que se da en los destacamentos de Tráfico, donde la menor disponibilidad de efectivos y el incremento de controles en las autovías han reducido la presencia de agentes en el resto de la red viaria extremeña, "que es donde realmente hay problemas y donde se ha incrementado la cifra de muertes por accidente de tráfico".

Las otras vacaciones

Para algunos agentes desplazados a las zonas costeras, el servicio asignado es casi unas vacaciones. Para otros, una obligación. Muchos optan por aprovechar los meses de playa para trasladar temporalmente a la familia. Otros afrontan los dos meses con la resignación de tener que ajustar su nómina a los desorbitados precios de las zonas turísticas.

Como ayuda, cada agente desplazado recibe una dieta de 72 euros diarios (unas 12.000 pesetas), con la que tienen que buscarse piso y pagar su manutención. Un extra que se añade a la nómina mensual que tienen asignada. Aún así, muchos guardias civiles creen que hay tareas que no tienen precio. Este verano, el Ministerio del Interior ha puesto especial énfasis en todo lo relacionado con la violencia islamista, "y con una tarea así, difícilmente se pueden entender que lo que hacemos allí son unas vacaciones pagadas y en primera línea de playa".