El ciclón Xynthia hizo ayer gala de su origen inestable y, como era de esperar, mantuvo durante todo el día un comportamiento irregular. La borrasca, que durante la mañana afectó sin causar incidencias serias a las islas Canarias, llegó ya por la tarde a Galicia, el norte de Castilla y León y las comunidades del Cantábrico. Allí, la fuerza del viento --con golpes de hasta 226 kilómetros por hora en algunos casos-- tuvo efectos más graves: dos personas fallecieron en un accidente de tráfico --al colisionar con el coche en el que viajaban por una carretera local de Arlanzón (Burgos) contra un árbol derribado por el viento-- y una mujer de 83 años falleció en Vilar de Barrio (Ourense) al caerle encima el muro de una nave agraria, derribado también por las fuertes rachas de viento. Además, la circulación de trenes estuvo cortada durante horas en todo el norte --Renfe tenía previsto restablecer el servicio a medianoche y suplió los cortes con autobuses-- y más de 100.000 abonados sufrieron cortes intermitentes de luz.

HUMOR EN GALICIA Con todo, en ciudades como Santiago de Compostela, la tormenta de origen tropical apenas tuvo repercusión. Muchos de los habitantes de la capital gallega que, advertidos por las autoridades, optaron por quedarse en casa, vieron con cierta decepción como el temporal se quedó en lluvia --nada fuera de lo habitual, por otra parte-- en la ciudad. "Esto es de risa", comentaron algunos.

No muy lejos, en cambio, un hombre fue ingresado en el hospital de Vigo, tras herirse al caer un andamio en la localidad pontevedresa de Tomiño. El resto de incidencias ocurridas en Galicia están relacionadas con caídas de árboles y cables de la luz en carreteras, bolsas de agua e inundaciones de garajes, bajos, calles y carreteras. En León, el viento provocó el derrumbe parcial de una vivienda, lo que provocó heridas de diversa consideración a una mujer de 75 años. Otras dos personas resultaron heridas en Castilla y León. Hasta última hora de la tarde, las ráfagas de viento más intensas fueron las registradas en los observatorios de Orduña (Vizcaya), con un golpe de 226 kilómetros por hora y los 216 kilómetros del pico del Midi, en el Pirineo francés.

QUEDARSE EN CASA "No creo que sea el mejor fin de semana para hacer footing por el bosque cuando se está en algunas de las comunidades autónomas que están en alerta roja; ni para ir a ver las olas del mar ...; ni para reparar los tejados de las casas", advirtió el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

También en Euskadi el Gobierno vasco, en coordinación con el resto de instituciones, lanzó reiterados mensajes de alerta, instando a la población a quedarse en casa pasadas las siete de la tarde. No hubo autobuses a partir de esa hora ni se permitió la circulación de camiones. Tampoco se celebraron eventos al aire libre y se tomaron medidas para proteger inmuebles expuestos en las zonas costeras. En San Sebastián, el ayuntamiento cerró paseos marítimos y parques, y también en Vitoria se limitó el acceso a algunos espacios públicos.

A las seis, cuando apenas había comenzado la franja horaria de mayor peligro, se registraron en Vizcaya rachas de viento de 173 kilómetros por hora. En Abaltzisketa (Guipúzcoa), el temporal derribó una grúa sobre una casa de tres alturas y, cerca de Bilbao, se desató un incendio forestal en el monte Artxanda. Algunos caseríos fueron desalojados de forma preventiva.

Euskadi vivirá esta mañana los últimos coletazos de la ciclogénesis explosiva, que mantendrá hoy a 41 provincias españolas en alerta, informó la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).