"Me llamo Jorge. Cada mañana salgo de Pinofranqueado con mi camión tienda. Vendo de todo. Traigo el pan, las salchichas, los dulces, el embutido. Llego, toco el claxon, abro el lateral y convierto el vehículo en un supermercado. Hago la ruta de Ovejuela, Sauceda, Robledo, Mesegal... Estas señoras, Angela, María Antonia, Leonarda, Sagrario, Valeriana, están asustadas y compran menos desde el día del incendio porque no hay ganas de comprar.

Dicen que a partir de ahora voy a vender la mitad. La gente me dice que en cuanto pase un año voy a vender la mitad porque no va a haber cosecha. No saben de dónde van a sacar para vivir y comentan que tendrán que emigrar. Viven de los olivos, de los cerezos, de la apicultura y se les ha quemado todo lo que tenían antes".