Comienza una nueva vendimia en Extremadura y lo hace cargada de contradicciones. Pese a que se espera una buena calidad de los vinos gracias al acompañamiento de la climatología y a la ausencia de enfermedades, además de un incremento en la producción, que las organizaciones agrarias y los bodegueros cifran entre un 10% y un 28% respecto al año pasado, lo cierto es que el sector viene advirtiendo desde hace algunos meses que la vendimia 2008 puede acarrear pérdidas a los viticultores extremeños.

Las organizaciones agrarias y las asociaciones de empresarios del sector ya han presentado su perspectivas para la campaña, que estos días está viviendo un aumento considerable de la actividad, debido al comienzo de la recogida de las variedades más abundantes. La última en hacerlo ha sido Coag, que ha ofrecido la previsión más optimista de todas las que se han ido conociendo. Según Juan Moreno, presidente de la organización, los campos extremeños tienen este año capacidad para producir 520 millones de kilos de uva, lo que equivale a unos 3,8 millones de hectólitros de vino. Estas cifras suponen un aumento del 28% con respecto a la última campaña, que se quedó en torno a los 2,8 millones.

Las previsiones ofrecidas hasta el momento, como las de Apag o Asevex, la asociación que engloba a los empresarios viticultores extremeños, apuntaban hacia un aumento más comedido de la producción, que situaban sobre los 3,2 millones de hectólitros, un 10% más que en 2007.

Tanto unos como otros coinciden en que la climatología de este año ha favorecido a una correcta maduración de uva, lo que permitirá no solo aumentar su producción sino también la calidad de los vinos. Según Juan Moreno, este año se recuperará parte del potencial de producción de Extremadura gracias a que no se han repetido problemas que hubo en 2007 como las heladas y la aparición de enfermedades que provocaron las altas temperaturas.

"INCERTIDUMBRE". Sin embargo, todas las fuentes consultadas también coinciden en el diagnóstico con respecto a la "incertidumbre" y el "desconcierto" que ha generado en el sector la aplicación de la nueva Organización Común de Mercado (OCM) del vino. A pesar de que entró en vigor el pasado 1 de agosto, y de que la vendimia ya ha comenzado, los agricultores aún desconocen la incidencia que tendrán los cambios introducidos en esta nueva regulación. Entre ellos se encuentra la falta de información sobre las ayudas destinadas a la destilación del alcohol de uso de boca y de los subproductos derivados de la uva una vez que es prensada.

Esta incertidumbre provoca que los agricultores no conozcan aún, y seguramente no lo harán hasta que concluya la campaña, el precio al que venderán sus uvas, por lo que podrían encontrarse con pérdidas en sus cuentas una vez acabada la vendimia.

Y es que la nueva OCM no es el único problema al que se enfrentan los agricultores, quienes están padeciendo un incremento en los costes de producción que se cifra en una media del 52%, debido al alza de los carburantes o los fertilizantes. Otro problema que ha provocado la incertidumbre en el sector ha sido el cierre de Vinibasa, la destiladora de Almendralejo, aunque finalmente este asunto ha podido resolverse antes de comenzar la campaña con la reapertura provisional de sus instalaciones, lo que permitirá destilar todos los subproductos de la uva que se produzca en Extremadura durante los próximos meses.

Finalmente, la mano de obra ha sido otro de los asuntos que ha ocupado al sector, si bien parece que podrá contarse con las estimaciones realizadas por los agricultores.