Tres de los productos detectados en las aguas de Monfragüe --DDT, heptacloro y lindano-- tienen en común su pertenencia al grupo de plaguicidas y pesticidas conocido como La Docena Sucia , es decir, aquellos compuestos químicos de uso agrícola que presentan mayor toxicidad, por lo que están prohibidos ya en muchos países, entre ellos España.

Además, comparten otras características, como pueden ser su efecto acumulativo en la cadena alimenticia, y su gran persistencia en el tiempo, ya que pueden detectarse hasta diez años después de su uso o ingestión.

DDT

El diclorodifenil tricoloroetano, perteneciente al grupo de los organoclorados, comenzó a utilizarse en 1939 por su gran eficacia para luchar contra las plagas de insectos. De hecho, se le atribuye un papel protagonista en la salvación de cosechas en en el Tercer Mundo, y en el descenso de casos de malaria.

Sin embargo, en décadas posteriores los estudios demostraron que se acumula en los tejidos, y su concentración va subiendo conforme se avanza en la cadena alimenticia.

Así, al poco tiempo era casi indetectable en las plantas tratadas, pero en los insectos la presencia se multiplicaba por diez, por cien en las ranas y por mil en las aves rapaces que comían estas ranas.

En las aves se pudo determinar que, entre otros efectos, debilitaba la cáscara de los huevos, con lo que ésta se rompía con facilidad durante la incubación, lo que llevó al borde de la extinción a algunas especies.

En cuanto a los seres humanos, el envenenamiento agudo produce parálisis de la lengua y los labios, irritabilidad, mareo, temblores y convulsiones, mientras que por acumulación en los tejidos puede ocasionar lesiones en el cerebro y el sistema nervioso.

Su uso en España fue restringido en 1976, y prohibido en 1994.

HEPTACLORO

También pertenece a los organoclorados. Es muy tóxico para los peces y las aves. De hecho, algunos estudios realizados con aves acuáticas detectaron muertes de animales que habían comido semillas tratadas con heptacloro en dosis muy inferiores a las recomendadas por los fabricantes.

En humanos se sabe que el envenenamiento agudo produce mareo, naúseas, espasmos musculares, convulsiones y dificultades respiratorias. Por acumulación se asocia este producto a la aparición de cáncer y leucemia.

Su uso fue restringido en 1976 y prohibido totalmente en 1994 en España.

LINDANO

Prohibido por la UE a finales del 2000, en España se puso como plazo límite de uso abril del 2002, aunque aún se encuentra en el registro de plaguicidas del Ministerio de Sanidad y Consumo.

También es un organoclorado, muy tóxico para los peces.

Para el hombre, en caso de ingestión produce convulsiones y dificultades respiratorias, y por acumulación afecta al hígado y los riñones y se le relaciona con casos de cáncer y deformaciones en los fetos.