En junio del 2009 las Cámaras de Comercio de las localidades situadas en la Ruta de la Plata emitieron un manifiesto para la reapertura de esta línea ferroviaria, que durante un siglo vertebró el eje de comunicación del oeste español. La iniciativa contó con el apoyo político y también empresarios, pero nunca llegó más allá del mero pronunciamiento y el deseo conjunto de que el tren volviera a circular entre Plasencia y Astorga. El Gobierno central ha barajado después la posibilidad, si bien remota, de que el trazado se pudiera utilizar en algún momento para un AVE entre Plasencia y León, si bien es algo que solo se ha apuntado como una posibilidad sobre un papel, y no ha contado en ningún momento con fechas ni presupuestos en la planificación.

Después también se ha barajado devolver el trazado a la actividad, aunque en este caso como vía verde e incluso convertirla como un recurso turístico en la zona norte de la provincia de Cáceres con un tren para los visitantes. Era la opción más plausible después de que el Ministerio de Fomento no contemplara en su plan de infraestructuras que un tren volviera a pasar por allí. Pero tampoco se ha llegado a desarrollar, aunque incluso se llegó a autorizar la retirada de raíles, traviesas y la capa de alabasto para dejar al descubierto el trazado.

Ahora el tren de la Vía de la Plata es uno de los puntos que se han quedado incluidos en el pacto por el ferrocarril con el que la Asamblea extremeña se ha comprometido a tener una voz única para reivindicar la mejora de las infraestructuras en la región. La propuesta vuelve a ser la de estudiar la viabilidad de que los trenes recorran de nuevo las vías y se pide a Adif información sobre el desmontaje que se ha practicado en algunos de sus tramos.

"Sería fundamental, sobre todo para viajeros", señala el director genera de Transportes, José González, que recuerda que se trata de una vía "emblemática". Es la misma consideración del responsable de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Extremadura, Angel Caballero, que cree que este tren sería "esencial para la provincia de Cáceres".

En 1985 pasó por última vez un convoy por este trazado. Extremadura se apeaba así de una ruta que le convertía en punto de paso entre el puerto interior hispalense y el norte. "Con el cierre de esta línea le dieron a Cáceres el jaque- mate ", recuerda Caballero, que destaca la "tristeza" que le genera ver una estación tan grande como la de Cáceres, con vías de más de 400 metros de longitud y hasta once vías en paralelo, sin que haya habitualmente "ni un vagón" cuando el tren de la línea de Madrid hace parada. "Es una estación inmensa, con muelles que han estado llenos de mercancías y que ahora está vacía; y si no hay inversión, no habrá posibilidad de que pueda subsistir", lamenta.