Francia y Brasil, los dos últimos campeones del mundo, han seguido trayectorias divergentes desde el día en que chocaron, el 12 de julio de 1998, en una final que dejó al equipo suramericano en estado de shock .

Dos goles de Zinedine Zidane, en los minutos 27 y 46, y un tercero de Emmanuel Petit en el 90 pusieron fuera de combate a un conjunto adiestrado por Mario Lobo Zagallo en el que sobresalían Ronaldo, Rivaldo, Bebeto y Roberto Carlos.

El destino, sin embargo, marcó una raya en las trayectorias de los dos equipos, que empezaron a separarse a partir de entonces. Brasil ha encadenado ocho victorias seguidas en los Mundiales y Francia todavía no conoce ni el triunfo ni el gol en los cuatro encuentros que ha jugado desde aquella fecha.

Brasil resurgió cual Ave Fénix de sus cenizas y, después de alcanzar las más altas cumbres de la miseria --la frase es de Groucho Marx-- con el 3-0 en Saint Denis, se ha mostrado inaccesible para todos sus rivales en las fases finales de un Mundial.

Imparables

El cambio de director técnico no ha torcido el paso triunfal de la selección canarinha . Luiz Felipe Scolari, el hombre que la condujo a su quinta Copa en Corea-Japón 2002, cambió el banquillo brasileño por el portugués en diciembre de ese mismo año, cediendo su puesto a Carlos Alberto Parreira, que ya había sido campeón mundial con Brasil en Estados Unidos 1994.

Francia también cambió de técnico y por partida doble. Roger Lemerre, actualmente en la selección de Túnez, sustituyó al hombre del milagro de 1998, Aimé Jacquet, pero el rotundo fracaso de Corea-Japón 2002, donde Francia fue eliminada en la primera ronda sin marcar un solo gol, le costó la cabeza: Raymond Domenech ocupó su puesto el 12 de julio de 2004, justo cuando se cumplía el sexto aniversario de la histórica victoria sobre Brasil

Alemania-2006 no ha modificado sus trayectorias divergentes. Brasil, con un juego anodino, ha empezado ganando (1-0 a Croacia) y Francia sin conocer la victoria y sin ver puerta (0-0 ante Suiza).