El parto de los parques eólicos en Extremadura no ha sido fácil. Hasta la aprobación ayer de 22 instalaciones de este tipo en la región han pasado tres años desde que se aprobara el decreto que regula la producción de la energía generada por el viento. Entonces se hablaba de molinillos por parte tanto del expresidente del Ejecutivo regional, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, como del que fuera consejero de Economía, Manuel Amigo. Ahora son parques eólicos.

En este período han sido muchas las solicitudes presentadas (98 desde la última convocatoria el pasado año) y muchas las cifras que se han barajado. En el primer trimestre del 2005, por ejemplo, en una comparecencia en la Asamblea de Extremadura, el entonces director general de Industria, Alfonso Perianes, aseguró que se habían recibido proyectos para instalar 300 parques eólicos en suelo extremeño. Lo cierto es que ya entonces vaticinaba el número final de los que pudieran aprobarse, 30 (se han autorizado 22 y otros 10 podrían también hacerlo).

Ha pasado el tiempo, con críticas del PP por los retrasos, y las autorizaciones afectan a las poblaciones cacereñas de Plasencia, Cilleros, Hoyos, Villamiel, Alía, Malpartida de Plasencia, Gata, Santibáñez el Alto, Torre de Don Miguel y Perales del Puerto; y a las pacenses de Villarta de los Montes, Monesterio, Montemolín, Valle de la Serena, Higuera de la Serena, Zalamea de la Serena, Peraleda del Zaucejo, Calzadilla de los Barros, La Lapa, Monterrubio de la Serena y Campillo de Llerena.