Extremadura cuenta con una amplia oferta de profesionales de la seguridad privada, pero no con la demanda de servicios suficiente. Aquí las empresas o instituciones no reclaman la vigilancia de sus inmuebles, obras o instalaciones, justo lo contrario que sucede en las demás regiones españolas, donde escasean los trabajadores de este sector, mientras las empresas reclaman con urgencia sus servicios. Esto ha provocado que profesionales de la seguridad privada extremeños se marchen a trabajar a Madrid, Cataluña, País Vasco y Comunidad Valenciana, que buscan cada vez más en Extremadura personas preparadas que quieran hacer esta labor en esas regiones.

En total, según datos de la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad (Aproser), en España se necesitan actualmente unos 10.000 trabajadores, en un sector que crece año tras año.

La situación en Extremadura es peculiar, porque "aquí falta el servicio y sobre personal, por lo que están viniendo aquí otras empresas de fuera para ver la posibilidad de que gente de aquí se vayan a trabajar en las regiones con mayor nivel empresarial, que son las que más demandan personal", explicó a EL PERIODICO EXTREMADURA Manuel Domínguez, gerente de la compañía Securitas en Extremadura.

Sin ir más lejos, Securitas acaba de firmar un acuerdo con el Ayuntamiento de Sevilla para formar y contratar a 1.654 desempleados andaluces. Sin embargo, lamentó Domínguez, "lo que necesitamos en Extremadura son empresas que demanden seguridad, porque mano de obra sobra". Tal es la situación, indicó, que hay empresas españolas en otras regiones que barajan la posibilidad de abrir el mercado a países del Este, para contratar a personal de seguridad que vigilen sus negocios.

Los profesionales extremeños han comenzado ha marcharse y, pese a que "la tierra tira", se está yendo muchísima gente.

PLUS DE TRABAJO

Para atraer a los trabajadores extremeños, las regiones demandantes "muchas veces le pagan seis meses de piso, el desplazamiento, distintos pluses, y le hacen indefinidos".

Todas estas circunstancias se unen al hecho de que "hay muchas empresas que no pagan lo que está estipulado en el convenio y muchos vigilantes están cansados de pasar por estas empresas pequeñas y prefieren irse a otros sitios donde van a ganar dinero".

Como ejemplo, señaló, el pasado año "se irían unos treinta vigilantes de la zona de Mérida". La tendencia no parece tener freno, porque siguen habiendo profesionales sin empresas extremeñas que demanden sus servicios.