La vida de Onilda Murillo podría ser el guión de una película sobre el periplo de los inmigrantes, pero Onilda no conoce a ningún director de cine, de modo que continuará haciendo encajes de bolillos para seguir adelante "con 740 euros al mes", confiesa. Parte de ese dinero le permite mantenerse en Cáceres con dos de sus seis hijos, Olga Lucía, de 32 años, y Jeanette, de 27, y el resto lo envía a Colombia donde reside el resto de su familia, en especial su hijo menor de 15 años. Además, el alquiler del piso se lleva 420 euros cada mes. "Lo cogimos cuando había más empleo y mi hija mayor trabajaba en una oficina. Está en el centro y nos ahorramos los transportes. Hay que buscar otro", relata.

A Onilda le gustan los negocios. En su ciudad, Cali, regentó una tienda de ropa, una multitienda y una heladería. Pero llegaron malos tiempos y tuvo que emigrar. En Cáceres comenzó cuidando ancianos y ahora que escasea el empleo sólo tiene trabajo de asistenta en una casa. Gana 320 euros mensuales y su hija, que realizó estudios universitarios de Psicología en Colombia, ingresa 420 por el paro. "Trabajamos horas sueltas donde nos resultan, en casas, en hoteles, en cocinas o en los hospitales cuidando enfermos una tarde o una noche, lo que salga", explica. Su situación no es fácil, "ahora estamos muy forzadas". Para comer se apañan y el resto de los pagos los asumen como pueden. "El señor Pepe, de Cáritas, nos ha ayudado económicamente en algún momento malo, y cuando hay trabajo nos llama. No sé qué haríamos sin él", agradece.

El resto del tiempo lo dedican a formarse para ampliar sus posibilidades. Onilda ya ha realizado cursos de ayuda a domicilio y manipulación de alimentos, y ahora de geriatría. Sus hijas van a clases de hostelería, inglés, auxiliar administrativo y técnico en software. Para ello aprovechan los programas gratuitos de instituciones y empresas. Y es que en España, pese a la crisis, tienen más oportunidades que en Colombia, por eso no piensan regresar, al contrario, están en trámites para traer a otros dos hijos. "Al menos yo tengo Seguridad Social y mi hija mayor también. A la pequeña se la pagamos. Ya hemos renovado los papeles en España hasta el 2012", explica.

Hay dos cosas que preocupan a Onilda más que el resto: "la distancia y la soledad". Por eso sueña con regresar a Colombia y llevar dinero para quedarse con los suyos. "No soy feliz, no puedo serlo, llevo tres años sin reunir a la familia".