Es difícil librarse de un estigma cuando se lleva marcado en la piel. Chabolismo, delincuencia, droga, trapicheo, absentismo, machismo... No es difícil encontrar alguien que asocie rápidamente estas conductas a los gitanos, metiendo en un mismo saco a toda una etnia. Y es que estos estereotipos no terminan de superarse pese a los avances. Los cerca de 700.000 gitanos españoles viven en pisos --los chabolistas rondan el 5%--; el 94% de los niños van a la escuela en Primaria, aunque pocos siguen Secundaria y el 80% abandona sin acabarla; el 90% es partidario de que la mujer trabaje fuera de casa; y presentan una alta tasa de actividad, aunque son asalariados la mitad y solo el 15% tiene empleo fijo.

Incorporados a la sociedad y en evolución, el 42% de los gitanos españoles siente rechazo al entrar en una discoteca o una tienda mientras la cuarta parte de los europeos, la mitad en algunos países, estaría incómodo con un vecino gitano, según un Eurobarómetro. "¿Cuándo dejaremos de pagar unos las consecuencias de otros?".

"La discriminación sigue existiendo y los estereotipos no se superarán hasta que no entendamos que no somos tan diferentes", considera la directora de la Fundación Secretariado Gitano. Una tarea complicada. "Llevan años intentando políticas de integración en España para que no se nos tache de racistas, y no os dais cuenta de que esta gente no quiere atenerse a ninguna ley, nada mas que a la suya", comentarios anónimos como este llegan a las webs de los diarios ante cualquier información, positiva o negativa, sobre esta etnia.

El problema, según el profesor de Sociología de la Uex Julián Mora, radica en que las importantísimas políticas de integración españolas han otorgado derechos a este colectivo sin exigirle deberes; y "los derechos deben ser individuales y no colectivos, ese es el gran error". Al hilo de los datos del Eurobarómetro, el profesor asegura que "quienes conviven cerca de los gitanos experimentan en ocasiones rechazo porque sus reglas de convivencia no se respetan en general. La asistencia a clase sigue siendo baja o acceden con más facilidad a viviendas sociales por su numerosa prole; y situaciones como estas alientan las disputas. "La integración empieza por la aceptación de las normas, sino las políticas serán bienintencionadas pero con escasos resultados generales, y no es cuestión de racismo", dice Mora.

Y mientras Francia deporta, Extremadura integra. Mañana comienzan en la Asamblea unas jornadas que tienen por fin la captación e intervención social de los jóvenes gitanos extremeños.