Las llamadas a la calma de los dirigentes mundiales siguen sin tener efectos sobre las bolsas. Tampoco la acción coordinada de los bancos centrales de rebajar en medio punto los tipos de interés, ni las inyecciones de dinero que diversas administraciones están realizando en los respectivos sistemas financieros.

Los mercados bursátiles siguen instalados en el pesimismo y la irracionalidad. Ayer volvieron a demostrarlo en otra sesión fatídica, con fuertes pérdidas, especialmente en la Bolsa de Nueva York, donde el índice Dow Jones de las principales empresas se dejó el 7,3%. En el caso español, la debacle fue del 3,83%, lo que llevó al Ibex 35 a cerrar en 9.902,90 puntos, retrocediendo al nivel de hace tres años.

Sigue pesando más en el ánimo de los inversores la información negativa, la que introduce aún más claroscuros en la crisis financiera. Hay mucha desconfianza. Los operadores son más sensibles a informes como el del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el que vaticina una recesión mundial inminente, que a las políticas de los gobiernos y de sus instituciones monetarias, algunas de ellas con grandes inyecciones de fondos, para frenar la sangría de los últimos días. La sesión comenzó en Europa con un pulso positivo. Pero a medida que avanzó el día, y con la vista puesta en los titubeos de la bolsa estadounidense, las pérdidas se acumularon. En Londres fueron del 1,2%; en Fráncfort, del 2,5%; Milán, más moderada, bajó el 1,8%. La tendencia más estrambótica fue la de la bolsa estadounidense, que a media hora del final se lanzó por el precipicio de las ventas acumulando pérdidas. El secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, pidió "paciencia" ante las turbulencias de los mercados, "que no se terminarán rápidamente".

De hecho, se trata de la misma tesis que a este lado del Atlántico sostienen los máximos responsables de la política económica de la UE. El comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, admitió que "no existen soluciones inmediatas ni fáciles" para devolver el sosiego a las plazas financieras.

INCERTIDUMBRE Todos los mercados esperan alguna novedad, un mensaje. Los expertos, por ejemplo, tienen interés en saber qué dirán los líderes del grupo de siete países más ricos del planeta (G7) en la reunión de este fin de semana. Las bolsas buscan certidumbres, que no necesariamente saldrán de esa cumbre.

Los datos sobre la contaminación de la crisis financiera a la economía real tampoco contribuyen a normalizar las bolsas. Los datos sobre consumo, beneficios, empleo y ventas se deterioran en todos los países europeos. Varios analistas justificaban las pérdidas de ayer por esas razones, aunque ningún dato es realmente nuevo. No todos los indicadores bursátiles fueron pesimistas. La Bolsa de Moscú, que la víspera cerró para evitar la debacle, ayer ganó más del 10%.