Ahora sí, punto final. Si tras el mortal atentado de Barajas José Luis Rodríguez Zapatero aún albergaba alguna esperanza de resucitar el proceso de paz, ETA la echó ayer por tierra al formalizar el fin del "alto el fuego" que el 22 de marzo del 2006 calificó de "permanente". La noticia no sorprendió al presidente, que ya había confesado a Mariano Rajoy que la decisión de la banda de volver a empuñar las armas era irreversible. Ayer llamó al líder del PP para citarle el próximo lunes en la Moncloa y exigirle que, rota la tregua y desmentidas las cesiones del Gobierno a ETA, le apoye ante la inmediata ofensiva terrorista. Pero, al poner condiciones a ese respaldo, Rajoy anticipó que le dará calabazas.

La amenaza del coche bomba y el tiro en la nuca vuelve a regir desde la pasada medianoche, si alguna vez dejó de hacerlo. ETA difundió su edicto en la madrugada de ayer, a través de los diarios Berria y Gara. En el comunicado, los etarras condenan la exclusión parcial de la izquierda aberzale de las elecciones del 27-M y el supuesto aumento de las "agresiones" al pueblo vasco.

"No existen las condiciones democráticas mínimas" para negociar, concluyen, para reafirmar su "decisión de defender con las armas a un pueblo atacado con las armas" y anunciar, liquidado el alto el fuego, su "decisión de actuar en todos los frentes de defensa de Euskal Herria". También en Cataluña y contra los cargos electos.

DIFERENCIAS La comparación de este comunicado con el que alumbró el alto el fuego revela que no partieron de la misma pluma. Abundante este en descalificaciones, dista del tono sosegado y posibilista del anterior escrito. Si ahora ETA reclama "un Estado independiente de nombre Euskal Herria" porque "las soluciones a medias no conducen a nada", en el 2006 solo reivindicaba el derecho de los vascos a decidir su futuro.

Independencia y anexión de Navarra frente al derecho a decidir, versión baja en calorías de la indigesta autodeterminación. La nueva y dura ETA --jóvenes sedientos de sangre y exentos de preparación intelectual-- frente la vieja, de veteranos decepcionados con la mítica lucha armada y ansiosos por colgar las pistolas. El caudillo Txeroki frente al ideólogo Josu Ternera. Como casi siempre, las armas se han impuesto a las ideas.

Vuelta a empezar, porque el horizonte que ETA dibuja con su comunicado apenas difiere del que se oteaba tras el atentado de la T-4 de Barajas. Aquel 30 diciembre, ETA demostró que no renunciaba a tutelar un proceso de normalización de Euskadi. Y Batasuna demostró su subordinación a la cúpula de la banda.

Zapatero, renuente a cerrar la puerta a la negociación futura, ha constatado en estos meses que quienes en la banda deseaban una solución dialogada han perdido el pulso con los noveles pistoleros; y Rajoy no estaba ni está dispuesto a darle tregua. Aún menos en vísperas de las elecciones generales.

Zapatero compareció en la Moncloa para lanzar tres mensajes a tres destinatarios: ETA, la sociedad vasca y el PP.

Ante los terroristas, firmeza. ETA "vuelve a equivocarse", y la respuesta del Estado será la misma de siempre: defensa de los valores democráticos, eficacia policial y cooperación internacional. España no cederá ante "amenazas" ni "desafíos", porque el único camino es "la renuncia completa a la violencia".

Ante los vascos, complicidad. Vindicó la "autenticidad del esfuerzo" del Gobierno para conquistar la "paz" y abrir un "marco de convivencia" en el que "todas las opciones" --léase la izquierda aberzale-- se pudieran defender democráticamente.

Y ante el PP, exigencia. Sin reproches, agradeció Zapatero el "respaldo incondicional" del resto de los partidos y, ante la inminente ofensiva etarra, que este apoyo sea "unánime". Es decir, que el PP se sume al consenso.

SOLO SI HAY RECTIFICACION Pero si es por Rajoy, solo habrá consenso si hay "rectificación" del Gobierno. El líder del PP exigió a Zapatero que deje la "ambigüedad". Que garantice que con ETA "ya no habrá ninguna cesión ni ninguna negociación". Más exhaustivo, el popular Eduardo Zaplana reclamó la ilegalización de Acción Nacionalista Vasca (ANV) y el regreso a prisión del etarra Iñaki de Juana.