Pareció una victoria triste. El líder del PSOE, vencedor de las elecciones, tardó más de cinco minutos en esbozar la primera sonrisa cuando compareció ante los militantes congregados en la sede del PSOE. José Luis Rodríguez Zapatero dedicó sus primeras palabras a homenajear a las víctimas. "En este momento, pienso en las vidas rotas el jueves por el terror", dijo para dirigirse a las familias de los muertos y heridos en la masacre del 11-M. Y cortó de raíz la euforia de los congregados al pedir un minuto de silencio por la memoria de los 200 asesinados. Sólo después del aplauso que puso fin al homenaje, se permitió sonreír y celebrar "la victoria de la democracia".

La difícil tarea de afrontar su mayor alegría en el escenario más triste de la democracia llevó al líder socialista a poner el acento de su breve discurso en la tragedia del 11-M. Explicó que su "prioridad inmediata es combatir toda forma de terrorismo", y pasó a la acción para lograrlo al anunciar que su primera iniciativa será convocar hoy mismo a "la unidad de las fuerzas políticas para concentrar todos los esfuerzos en esa lucha".

Zapatero no hizo la más mínima mención al récord que ha logrado al salir victorioso a la primera. Ni al hecho de haber desbancado a un PP que tenía mayoría absoluta. Ni se regodeó en la victoria ni permitió a los suyos que lo hicieran. Optó por atribuir todo el éxito a los socialistas que han escuchado estos últimos cuatro años la llamada que les hizo en el 35º Congreso Socialista: "Os convoco a la esperanza", dijo entonces. "Enhorabuena, lo habéis conseguido", les felicitó ayer.

"Hoy han hablado los españoles y han dicho que quieren un gobierno del cambio", clamó el futuro presidente del Gobierno, que aseguró que está "preparado para asumir la responsabilidad del nuevo gobierno del cambio". Y para dejar claro que sus promesas de cambio no eran sólo proclamas de campaña, dijo que las diferencias empezarán "por el talante". Pasó entonces a saludar al derrotado, Mariano Rajoy, hacia el que dijo sentir "respeto consideración". "Ha sido un digno rival", aduló Zapatero, que quiso "tenderle la mano" desde hoy "para cooperar en los asuntos de Estado".

LOS COMPROMISOS Después de la cortesía, Zapatero se enfundó el traje de presidente y señaló las líneas de actuación que pretende poner en marcha nada más tomar posesión del cargo. Ajustándose al 100% al guión que ofreció en la campaña electoral, prometió "fortalecer el pretigio de la democracia, impulsar la España social, situar a España en la primera línea de la construcción europea" y guiarse "siempre, por la Constitución". Su Gobierno, dijo, logrará la "cohesión, la concordia y paz" a base de practicar el "diálogo, el respeto y la transparencia".

Zapatero extendió a todos los que celebraban la victoria en la sede socialista y sus aledaños la llamada a la mesura que venía haciendo durante toda la jornada a sus colaboradores más directos. "Convirtamos esta victoria en una victoria de todos", invitó el próximo presidente del Gobierno, que se comprometió desde el primer minuto a "gobernar para todos y con humildad". "Os aseguro que el Gobierno no me va a cambiar", prometió para cerrar su intervención.

Alfonso Guerra, exsecretario general socialista, fue uno de los primeros socialistas en mostrar su satisfacción. "ha habido una reacción muy fuerte del electorado porque estos cuatro años han sido de una gran prepotencia por parte del Gobierno del PP" y añadió que "ante hechos como la guerra y el chapapote, los ciudadanos cuando hay tormenta se agarran al palo mayor, que es el Gobierno, pero incluso ante hechos tan terribles como los del jueves, si el Gobierno hubiera sido educado con la gente, la gente se hubiera agarrado al palo mayor; pero ha dado un ejemplo tan espantoso de engañar, que la gente se ha rebelado".