En solo una semana, José Luis Rodríguez Zapatero ha dado dos buenas muestras de que la ruptura de la tregua de ETA no ha hecho mella en su ánimo. El martes, en el Congreso, insufló optimismo a los suyos, algo decepcionados, con su enérgica respuesta a Mariano Rajoy y el suculento anuncio de la ayuda de 2.500 euros por hijo. Y ayer, para sorpresa de todos, ejecutó el cambio ministerial más amplio de su mandato --afecta a cuatro departamentos-- para revitalizar el Gobierno cara a las elecciones generales del 2008.

En España, el clima político experimenta variaciones tan súbitas y radicales que se diría víctima prematura del efecto invernadero. A principios de junio, tras el revés de las elecciones municipales y el fin del alto el fuego etarra, el nerviosismo se hizo presa del PSOE y el PP no disimulaba su euforia. Solo un mes más tarde, los socialistas se muestran exultantes al comprobar la celeridad con que Zapatero ha sido capaz de recobrar la iniciativa política, mientras los populares andan cabizbajos por la derrota de su líder en el debate sobre el estado de la nación.

PISAR EL ACELERADOR Tanto más tras el cambio de Gobierno de ayer, mensaje inequívoco de que, lejos de caer en la resignación, el presidente está dispuesto a plantear batalla al PP y a pisar el acelerador de la gestión durante los ocho meses que quedan de legislatura. Un ajuste ministerial que, por lo demás, deja en evidencia a los escépticos que seguían pronosticando un adelanto electoral incluso cuando Zapatero lo descartó en público.

Pasadas las diez de la mañana, el jefe del Ejecutivo compareció ayer en la Moncloa para anunciar los fichajes y descartes de este final de temporada. Se incorporan al Consejo de Ministros el prestigioso científico Bernat Soria, como titular de Sanidad y Consumo; el escritor, poeta y periodista César Antonio Molina, hasta ahora director del Instituto Cervantes, como ministro de Cultura; y Carmen Chacón, diputada del PSC y vicepresidenta primera del Congreso, al frente del Ministerio de Vivienda.

Cesan Jordi Sevilla, que cede Administraciones Públicas a Elena Salgado --quien deja la cartera de Sanidad--; y las cuestionadas ministras de Vivienda, María Antonia Trujillo, y de Cultura, Carmen Calvo. A resultas del ajuste se rompe la perfecta paridad de los primeros gobiernos de Zapatero, que tenían tantos hombres como mujeres. Desde el lunes, cuando se ejecuten los relevos, habrá nueve ministros y siete ministras.

Poliédrico, el cuarto cambio de Gobierno de la legislatura tiene varias lecturas. En primer lugar, con la inclusión de Soria y Molina, dos independientes de reconocido prestigio en sus respectivos campos, Zapatero pretende potenciar la imagen pública de su Gabinete, irregular equipo en el que muchos ministros han pasado desapercibidos por impericia en la gestión o incapacidad para divulgarla.

TINTE IDEOLOGICO La elección de Soria tiene también un tinte ideológico. Director del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa, por sus avances en las pesquisas sobre la potencialidad curativa de las células madre, este galardonado investigador valenciano simboliza la apuesta del Gobierno por el racionalismo científico, frente a la ortodoxia católica que niega la investigación con embriones.

Similar reconocimiento tiene Molina en el mundo de la cultura. Este periodista gallego de 55 años ha labrado su prestigio con medio centenar de libros publicados, y se ha forjado como gestor cultural al frente del Círculo de Bellas Artes de Madrid y después del Instituto Cervantes.

La tercera incorporación obedece a motivaciones personales y electorales. En el 2000 Chacón apoyó a Zapatero, que la recompensó con el cargo de portavoz del partido. Pero, como se demostró ayer, era un anticipo.

En el PSOE ayer celebraron los ceses de Trujillo, incapaz de dar realce a Vivienda, y Calvo, que con su ley del cine sublevó al sector. A Salgado, relevada de Sanidad, el presidente ha querido resarcir con otra cartera, tras forzarla a retirar la ley del vino que la animó a impulsar. La víctima ha sido Sevilla, forzado a dejar Administraciones Públicas.