Todavía estoy tumbado en la cama del hospital de Vigo. Como se pueden imaginar, con un brazo inmovilizado, me es imposible escribir, pero, en cambio, sí puedo tomar unas notas y dictárselas a Sergi para que las transcriba en EL PERIODICO.

Sé que hay mucha gente que se ha interesado por mí y que quiere conocer de primera mano por qué me caí el domingo y cuál fue el error, si lo hubo por mi parte. Ahora, recordando la caída, he de reconocer que 100 metros antes de producirse el accidente ya era consciente de que me la iba a dar. El suelo estaba resbaladizo, pero desconocía que existía un barranco tan profundo. El pelotón se comenzaba a cortar en plena bajada. Busqué un hueco por la derecha y, de repente, me encontré a Cunego, quien se asustó, y sin querer, me cortó el paso.

Vi el guardarraíl. En apenas un segundo debí tomar una decisión: paso por debajo, con el riesgo de estamparme contra los hierros protectores, o intento saltar por encima a ver qué ocurre. Y lo que ocurrió lo voy a contar ahora...

Salí despedido por encima del quitamiedos e impacté contra un árbol, que me partió el brazo izquierdo. Entonces comencé a dar vueltas de campana. Yo iba viendo el precipicio y el cielo y la sensación de que pronto perdería el conocimiento. Pensaba: "Me voy a matar", por eso quería perder el conocimiento, para no sufrir dolor.

Por eso, cuando ya me vi en el suelo, en el asfalto, por donde estaba a punto de pasar el pelotón que descendía por la carretera, con los ojos abiertos, me dije a mi mismo: "Estoy vivo". Aunque me recorrió un escalofrío y un pensamiento horrible: "Me he quedado parapléjico". Y la sensación fue más angustiosa cuando me rodearon los compañeros, todos muy asustados. "Oscar, por más que quieras, no te muevas", gritaban. "O tengo un hueso fuera o sangro por los oídos".

La situación empeoró cuando llegó el médico del Tour y me dijo que intentara mover las piernas. Yo no podía. "Estoy parapléjico", volví a pensar. Fue desesperante. Por eso respiré más tranquilo cuando pude mover las piernas, el brazo bueno y todo el dolor se concentró en el que tenía fracturado.

La morfina me ayudó a soportar el dolor. Ya en la ambulancia lo primero que hice fue llamar a María, mi mujer, para tranquilizarla, pues la caída se había visto por televisión. Camino del hospital seguía repitiéndome: "Estoy vivo".

Toca seguirlo por la tele. Pero quiero denunciar que volando hacia Vigo, vinieron a buscarme los de antidopaje para un análisis. ¿No sabían que me había dado el trompazo del Tour?

*Excampeón del Tour