Perfectamente vestido de verde pero demasiado solo. Muy solo se ha sentido Oscar Freire en este Tour. Su equipo, el Rabobank, partía con un reto, en principio superior, pero que tampoco pudo fructificar. Querían el amarillo en las espaldas del ruso Denis Menchov. Al final, verde que te quiero verde, verde sobre las espaldas de Freire, el mejor y mayor título --nunca antes logrado por un español-- para demostrar al mundo quién manda en las llegadas, quién es el más grande velocista del planeta ciclista.

Aquí, en el Tour de Carlos Sastre, se ha sentido muy solo. "Me ha faltado la confianza del equipo", se queja el tricampeón del mundo. "He ganado el jersey verde solo, con la única ayuda de mi compañero Flecha".

Freire ha ido arañando puntos. Hasta se coló en una escapada camino del Tourmalet, donde además no le dolieron prendas para echar una mano a Menchov. "Siempre había tenido muy mala suerte con las lesiones durante el Tour, pero sabía, y era consciente de ello, que entre todos los velocistas soy el que supera la montaña con mayor facilidad", afirma el español.

Ahora toca el turno de los Juegos. Nunca ha tenido suerte en su capítulo olímpico. En Sídney se equivocó con las vueltas del recorrido y en Atenas se fue al suelo y se quedó sin opciones. "En Pekín deseo corregir los errores anteriores". Clase, sin duda, no le falta.