Cogió frío en el descenso del Peyresourde y se sumergió a cola de pelotón. Le costó coger el ritmo en los primeros kilómetros del Aspin. Pero Alejandro Valverde no fue el único que se desentonó en la fase inicial de la última cumbre pirenaica que cerraba la novena etapa del Tour. Menchov, Sastre, los hermanos Schleck, el magullado Evans, todos sin excepción, todos... Parecía como si la competición no fuera con ellos, casi como si se tomaran el día en plan de entrenamiento.

Comenzó frío y se vio desplazado a las últimas plazas de un grupo demasiado grande y con mucho ciclista torpe en sus filas, testimonio de que apenas existió lucha por las rampas del Peyresourde, que se subió con un viejo motor diésel, sin que se produjera un solo ataque de cierta consideración.

Y llegó a la meta de Bagnères de Bigorre con cierto enfado. "¡Tirad, tirad vosotros!". Fue algo así como una queja lanzada por Valverde a ciclistas de escuadras rivales, las que se desentendieron a la hora de imponer un ritmo de cierta consideración a la caza y captura de Riccò. "No siempre vamos a tirar nosotros, así que si no había interés, nosotros a cola de pelotón".

Esa fue la determinación a mitad del descenso del Aspin, cuando Riccò ya estaba a más de un minuto. Llegaron instantes de dudas, bicicletas casi detenidas en medio de la carretera. ¿Tiro yo o tiras tú? El Caisse d´Epargne, el conjunto de Valverde y Pereiro, como suele ser costumbre, tomó las riendas del pelotón. A ellos siempre se les ve delante, en el llano y en la montaña. El resto de equipos con líderes que miran al podio de París con ciertas aspiraciones apuesta más por circular a la retaguardia.

No se sabe si la ofensiva del Caisse d´Epargne pasará factura, pero solo ellos, y en ocasiones el CSC, tratan de ordenar un poco la situación.

Agresivo Euskaltel

Ayer, sin embargo, el Euskaltel, que buscaba el triunfo con Samu Sánchez o Mikel Astarloza, porque Haimar Zubeldia no anda fino, tomó las riendas del pelotón en el tramo inicial de la etapa, cuando se formó la escapada del día, pero luego, en la fase final, se esfumaron.

"Nosotros trabajamos delante porque esta es nuestra forma de actuar. A mí me gustaría encontrar más colaboración, pero nosotros no podemos permitir fugas que se vayan minutos y minutos", explicó Eusebio Unzué, máximo responsable del equipo de Valverde y Pereiro. Ayer, David López y David Arroyo, los escaladores del grupo, se recrearon al frente del pelotón en los kilómetros finales.

Hoy, seguramente, volverán a pasar a la acción, porque Valverde vio las caras de los rivales. "Iba a cola de pelotón para ver la cara de los rivales". Así se adivina si sufren o si van sobrados. Ya lo ha practicado el murciano en la Vuelta. Lo hacía también Perico, en sus años de gloria. Sin embargo, ayer, Valverde muy pocas conclusiones sacó: "Todos iban bien. Nadie iba tocado".

Porque bien tapado, como a él le gusta, ascendió Sastre por el Aspin. Ha tratado de pasar desapercibido en las etapas llanas o casi llanas de la primera semana. Ahora, el abulense llega a su territorio. "Esta etapa era para observar y luego sacar conclusiones. En Hautacam se verán otras cosas", indicó Sastre, que aspira a pelear por el Tour.

Algo más agresivo estuvo Samu Sánchez. Adivinadas las flaquezas de Zubeldia, el asturiano se ha convertido ya en el jefe del conjunto vasco. Trató ayer en la bajada del Aspin de mostrar al mundo sus habilidades en los descensos, bien conocidas en la Vuelta. Buscó el camino en solitario. Fue demasiado tarde.

Por ahora, en el top ten del Tour figuran cuatro corredores españoles: Valverde (sexto), Pereiro (octavo), Samu (noveno) y Sastre, en la décima plaza.