Aunque parezca raro que estas letras sean de un simple aficionado al fútbol de Jerez de los Caballeros, ciudad de nacimiento, como toda la vida residiendo en ella, sinceramente me ha dado un gran sentimiento y nostalgia la próxima desaparición del campo de fútbol del viejo Vivero de Badajoz, por otro lado muy próximo a ser centenario, nada más y nada menos, hablamos del segundo más longevo de nuestro país. Siempre he sentido una atracción especial por el equipo pacense, incluso ayudé, eso sí, de forma muy anecdótica por la cuantía, a la famosa ampliación de capital de hace unos años, y que nadie ha sabido de ella. He vivido muchos partidos en el Viejo Vivero, todos los que podía cuando cumplía mi servicio militar, que hice en la Caja de Reclutas, como muchas veces visitando el mismo desplazándome desde mi ciudad. También fue el primero siendo muy joven, donde pude ver de cerca a mi equipo de siempre, como le pese a quien le pese de muchos extremeños, aunque algunos les parezcan raro, por mezclar churras con merinas, como es el Athletic Club de Bilbao, en aquel tan famoso Trofeo Ibérico. También a otras figuras de los muchos grandes equipos participantes. Son muchos recuerdos, incluso cuando lamentablemente he pasado largos periodos como acompañante de un querido e insustituible familiar en el vecino hospital del Infanta Cristina, en las horas libres por así decirlo. Siempre me acercaba por allí, como por otros lugares de Badajoz. Solo para terminar decir que hasta cuando tengo el placer de comer carne asada, en especial en una mañana fría, siempre me viene al recuerdo el olor de las pancetas en el descanso de los muchos partidos matinales, sobre todo de su segundo equipo entonces, en partidos con mi querido Jerez, antiguo Vasco Núñez, alguna vez incluso con el entrañable para muchos Vicente Medina en nuestro banquillo verdinegro, toda una institución deportiva en la ciudad templaria