Lo importante es enviar engañifas al pueblo. Una vez mordido el anzuelo, ya solo es cuestión de tirar del sedal. La captura de las personas más básicas, y por lo tanto, menos instruidas, estará asegurada al haber caído en la golosa trampa.

Ilusamente, creerán estar en el buen camino, como inmejorable elección para equilibrar las incorregibles desigualdades sociales. Pasados unos años, reaccionarán ante tal embuste, y renegarán de su mala suerte como reconocido elector.

El efecto ilusorio de las artimañas políticas, tienen su caducidad. El pavoneo no. Seguirá vigente, cual varita mágica, como gran encantador de masas ¿Cuánto pavoneo partidista y caduco nos quedará por aguantar?