Una vez consumados los hechos, las palabras se las lleva el viento; como así sucede con el humo. Además, de nada vale desarmar al contrario y debatir a cara de perro (desplantes incluidos), ante proyectos con trueque electoralista y con un tufillo a cuerno quemado. Y como digo al principio, se consumarán los hechos, y poco de lo dicho se cumplirá; como se viene comprobando cada cuatro años.