De todos es conocido el juego de cómo encontrar, en una elaborada hoja de dibujo, la imagen de Wally. Camuflado, entre una confusa variedad de detalles, se encuentra nuestro protagonista; principalmente ataviado con camiseta a rayas y de colorines.

Sí extrapolamos este entretenido juego, para poder descubrir ¿dónde se encuentra el político más honesto e idóneo de la terna electoral? la cosa se complica. Aunque en este hipotético juego (y aunque el hábito no siempre haga al monje) por su vestimenta sí los descubriremos al instante; no así por sus promesas electorales. Está constatado por activa y por pasiva: si levantamos el tablero del juego, todos (nobles y villanos) andan repartiéndose el camuflado y espurio botín. Demostrado.