Solo me puedo referir a mi zona, que no es otra que el suroeste de nuestra región extremeña. Pero me consta, con toda seguridad, que el problema se extiende por toda Extremadura y por toda la Península Ibérica y también en las islas, como Canarias, donde por otro lado parece que comenzó. Mi protagonista no es otro que el cangrejo rojo o también llamado americano (Procambarus clarkii), el cual hace años fue muy abundante y por consiguiente en base a sus conductas en lugares no naturales geográficamente para el mismo y como gran premisa, muy dañino, tanto en nuestros ríos, arroyos, marismas, lagunas y charcas. Sufriendo después una notoria disminución, sin causas aparentes.Pero lamentablemente, de unos pocos años atrás nuevamente su presencia es muy numerosa con las naturales mismas consecuencias negativas. Las razones de aquella disminución se ignoran como he referido con seguridad, aunque la más comentada por especialistas y creo coherente analizando a la especie, fue su misma depredación, no por otro motivo que su gran número existente en cualquier medio fluvial, y falta de recursos alimenticios para tanta superpoblación. Este animal acuático, sin dejar de ser terrestre, se introdujo en España entre los años 60 y 70 del pasado siglo, y no por otro motivo que su posible mercado para la alimentación. Es originario del estado de Louisiana (EEUU), alcanzando hasta los 10 centímetros, desde el rostro al telsón, pero lo que más llama la atención en algunos ejemplares son la desproporción en sus medidas de sus dos grandes y temibles patas o garfios delanteros. Vive como he comentado en ríos, arroyos, marismas, lagunas y charcas de todo tipo, incluso ocasionales por fuertes lluvias, con la particularidad de excavar túneles para refugiarse. Dato muy importante es su alimentación omnívora, gran resistencia a niveles bajos de oxígeno y a las altas temperaturas en el medio y sobre todo su gran adaptación en aguas muy contaminadas. Todo ello ha derivado por su gran abundancia en haber ocasionado daños muy importantes a especies piscícolas autóctonas, y casi aniquilado en especial a nuestro cangrejo de río (Austropotamobius pallipes), así como serios problemas a la agricultura próxima a sus hábitats, en particular arrozales. Pero mención especial merece lo comentado sobre el daño a nuestro mucho más pequeño y nunca dañino cangrejo de río autóctono, cuya presencia por culpa del yanqui es casi nula en muchos lugares donde frecuentaba. Los motivos son varios aunque el más determinante ha sido una enfermedad llamada la afanomicosis producida por un hongo mortal para nuestros cangrejos, pero no para el rojo americano, los cuales son inmunes a la misma, pero si para contagiar fatalmente la misma a los autóctonos.También rivalizan en su alimentación, aunque muy poco, al ser muy diferentes. El americano es un gran depredador y por otro lado con muy pocos predadores naturales para controlar sus poblaciones, solo destaca nuestra simpática y escasa nutria. Arrasa con todo; huevos, alevines, renacuajos, algas etc...; solo hablando del ecosistema acuático, más las referidas fuera del mismo. O sea, solo daño en todo su entorno. Nuestro cangrejo todo lo contrario: su alimentación es básica para mantener limpio dicho medio y evitar la contaminación orgánica, llamada eutrofización. Y si hablamos de sus cualidades o riqueza culinaria, las comparaciones son odiosas, del insípido cangrejo americano al sabroso autóctono. Para terminar y lamentablemente creo muy difícil acabar con este gran problema, incluso se penaliza la devolución de los capturados, aunque ello sea irrisorio ante el volumen de sus poblaciones. Creo que como en otros casos de estas características el tema se nos ha ido de las manos por culpa en la mayoría de ellos por las malas cabezas a todos los niveles de algunos a la hora de proceder con este tipo de situaciones.