Una organización como es la de los sindicatos de los trabajadores, que (entre otras) se financia a través de las asignaciones presupuestarias del Estado, y de las cuotas de sus afiliados, se ve afectada por la mano que mueve la cuna, tan de moda en este país: la corrupción.

A Cándido Méndez, secretario general de UGT, le han hecho la cama (o cuna) sus compañeros de Andalucía. Hasta el punto de dar formación falsa a personas que jamás la recibieron. Y por otro lado, llevar a buen recaudo, las cantidades en euros, falsamente destinadas a actualizar los conocimientos de su gran capital: los trabajadores.

Tampoco los sindicatos, han gozado de una impoluta actuación al frente de la lucha obrera. Según parece, algún que otro sindicalista de UGT en Andalucía, prefiere dejar la clase obrera y pasarse a la otra ‘clase’.