Mientras buena parte de los países desarrollados han abolido las corridas de toros y ejercen presión internacional para erradicarlas allí donde todavía se autorizan, en nuestra querida España no sólo conservan vigencia legal, sino que además se les inyecta dinero público, tanto el que se detrae de todas las declaraciones de la renta como a través de partidas especiales.Tengamos en cuenta además que en nuestro País también es cada día más patente el rechazo social mayoritario a un espectáculo violento y denigrante, pues podrán los taurinos utilizar todo el maquillaje que deseen, pero jamás serán capaces de ocultar el martirio, el dolor y la muerte del toro durante la lidia.Y por si no fuese suficiente lo anterior, recordemos que la crisis ha traído consigo recortes en gastos a menudo esenciales para los ciudadanos, por lo que cualquier "mordida" a los presupuestos destinada a alimentar la crueldad es un acto cuando menos moralmente ruin.Pues tal cual ha ocurrido en Pedrajas de San Esteban Valladolid, donde con cargo al Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local, se han gastado 56.349 euros en la instalación de un ascensor para discapacitados en la Plaza de Toros y facilitar así su entrada a la misma.Me parece un síntoma de progreso cualquier mejora que contribuya a la accesibilidad de personas con la movilidad reducida, pero me repugna la particular e inútil batalla del poderoso entramado taurino por aparentar que las corridas son un entretenimiento de masas, y lo ocurrido no es por que tengan una especial empatía con los minusválidos, sino por su afán de llenar como sea los ruedos, el mismo motivo que alienta su aberrante cruzada para lograr que se permita la entrada de menores en esos escenarios donde se aplaude el sufrimiento de un ser vivo. Mal, muy mal vamos si se consiente que en un Pueblo que no llega a los 4000 habitantes se destinen cada año cifras millonarias a subvencionar el padecimiento de hasta dieciocho criaturas en tres días alegando que se trata de "esparcimiento y cultura". Según datos del Ministerio de Economía y Hacienda a finales de 2008 el déficit del Ayuntamiento de Pedrajas ascendía a 465.000 euros, pero parece que a pesar de esos números, sigue habiendo dinerito para apuntalar la tortura pública de animales.Algún día habrá que echar las cuentas y ver el saldo de muertos, de perversión educativa y de deudas que la tauromaquia va dejando en España. Tal vez en ese instante nos preguntemos: ¿cómo se pudo consentir algo así? Mientras tanto seguiremos aguantando que los políticos en Pedrajas se hagan la foto orgullosos, que todos los votos valen, aún los manchados de sangre.Julio Ortega Frailewww.findelmaltratoanimal.blogspot.com