Parece que en Extremadura tenemos una vergonzosa sanidad cardiaca tercermundista. En mi caso concreto, que parece frecuente o genérico, tuve un infarto agudo de miocardio en marzo de 2016.

Tras la asistencia y recuperación hospitalaria me indicaron la importancia de un seguimiento médico estricto, que en principio pasaba por una revisión a los tres meses del infarto y otra tres meses después de la primera. Luego según resultados habría que continuar.

La primera revisión se realizó de forma correcta. Para la segunda, en vez de realizarse en septiembre, me dieron cita para el mes de noviembre. Pero unos días antes el SES me envía una notificación por la que cambiaban la cita para el día 20 de septiembre de 2017. Es decir, en lugar de tres meses después de la revisión anterior a los 14 meses después. En principio pensé que se trataba de un error. Traté de aclararlo, pero no. No era un error.

Asimismo, he pasado por diversos departamentos donde me han confirmado que es una situación normal, que se sienten avergonzados de tener que hacer esto, pero no les queda más remedio. Cursé una hoja de reclamaciones. El director del hospital donde me atienden me indica que no entiende que pasa en cardiología y me enseña una carpeta llena de reclamaciones por tiempo excesivo de citas y que vería mi caso concreto. Pasé por cardiología para recabar allí, por mí mismo, la posible razón del problema, a lo que la doctora que estaba en ese momento me indica que ellos también tienen derecho a vacaciones y cosas por el estilo y que la culpa es no tener más cardiólogos.

Sea la razón que sea, indicado por los propios cardiólogos, el seguimiento de un problema grave en cardiología no se sigue de forma adecuada y conlleva un riesgo de no detectar a tiempo nuevos problemas o infartos. Tampoco se pueden reajustar de forma adecuada los agresivos tratamientos posteriores a los infartos, con efectos secundarios que, en mi caso son importantes y que varios especialistas estaban pendientes de la revisión pospuesta para dicho reajuste y poder disminuir o eliminar las complicaciones actuales. En fin, parece que los recortes económicos, la mala gestión, el interés en que los enfermos que se lo puedan permitir recurran a la sanidad privada, etc. están generando más problemas de los que conocemos y los políticos admiten. Tengo la documentación que avala lo indicado.