Viernes 27 de Agosto de 2010 El pasado lunes 23 de agosto falleció mi abuelo Antonio Pastor Barro, a la edad de 90 años. Parte de su familia viajamos desde Barcelona hasta Extremadura para despedirnos de él y enterrarlo, como él siempre nos había pedido en su pueblo, Arroyo de San Serván. Nada mas llegar al tanatorio nos informaron de que allí la gente se quedaba velando al fallecido toda la noche, por si algún familiar, amigo, conocido aparecía para dar el pésame o despedirse de él. Ahí ya pensé que eso era una burrada porque todo el mundo sabía dónde había estado mi abuelo y nunca lo fueron a ver a la residencia, pero me quedé toda la noche en el velatorio con mi madre y algunos familiares más. Al día siguiente empezó a llegar gente y gente. Entraban y salían, nos daban el pésame y se despedían de mi abuelo. Me habían avisado de que los familiares, amigos y conocidos tenían que ir andando hasta la iglesia detrás del coche fúnebre y que una vez terminada la misa los familiares más cercanos tenían que levantarse y recibir el pésame de toda la gente que estuviese presente en el funeral, y seguido de eso iríamos andando hasta el cementerio. Pensé que aquí esto no se hacia y que bueno al ser un pueblo que todo el mundo se conoce y hay un mínimo sentimiento entre todos pues lo respete y no me negué a hacerlo. Pero a la hora de la verdad, cuando el cura termino la misa y sin dar el pésame a los familiares se marchó a la sacristía, me quedé tranquilo sentado, observando como la gente hacia cola y pasaba por delante de mi madre y mis tíos que se mantenían firmes al principio, pero que poco a poco se iban hundiendo en esa farsa, porque eso es lo que yo vi. Había gente que ni siquiera les miraba a la cara, gente que al salir iba comentando la ropa que llevaba esa vecina y gente que ninguno de los que estaban de pie le conocían. Entiendo que la gente quiera darle el pésame a mi familia, pero para eso estuvimos en el velatorio y bueno, una vez terminado el entierro, me di cuenta de los que estaban ahí de corazón. Con todo esto solo quiero decir que vivo en un pueblo cerca de Barcelona y aquí no se hace nada de eso, fuera de las tradiciones de cada lugar la gente siempre mantiene la serenidad para no hundir mas a los familiares, para mí todo eso fue un show y una falta de respeto solo espero que cuando tenga que volver de funeral a Arroyo de San Serván no sea así. Quiero dar las gracias a mi familia, a mis primos y en especial a Catalina por portarse tan bien y hacernos compañía tantas horas, porque eso era lo único que nos hacía falta.Como tu querías, a los pies de tu sierra, adiós abuelo.Alex García Pastor