Ya han corrido ríos de tinta, sobre la actitud de doña Esperanza Aguirre, frente a la rectitud de un agente regulador del tráfico urbano en Madrid. Que no estaba haciendo otra cosa, que cumplir con su obligación, ante la normativa municipal que regula la circulación de vehículos por la ciudad. Al margen de que, este tipo de noticias, sean sobredimensionadas. No hay lugar a dudas de que, la rabieta de esta señora, ante el agente de policía, fue bastante elocuente. Pues, dejó ruedas arriba, quizá debido a un ataque de prepotencia, a la rápida unidad móvil, habilitada para procurar la fluidez del tráfico y el cumplimiento de las normas de circulación. Se confirma en este caso, la auténtica veracidad de los cientos de refranes que circulan por nuestra vieja piel de toro. Ahora, me estoy refiriendo al de: ”Dime de qué presumes y te diré de qué careces” Y es que, debe ser, que la humildad, está bastante reñida con la soberbia.