Pedro Almodóvar seguía la pasada semana escribiendo el guión de Volver , su próxima película, ajeno en apariencia al incendio que su baja de la Academia de Cine española ha provocado en la industria. Su inesperada decisión ha causado perplejidad, ha acentuado las divisiones y, sobre todo, ha dañado a la institución, que el pasado jueves debía relamerse las heridas durante una junta ordinaria que, a consecuencia del órdago del cineasta y de su hermano Agustín, adquirió de repente suma importancia.

Quizá por la talla del director, o simplemente para no alimentar la controversia, muchas personalidades del cine español optaron por reservarse la opinión. Directores como José Luis Garci, José Luis Cuerda, Isabel Coixet y Rosa Vergés, entre otros, prefirieron no meter baza en la polémica abierta. "Es un asunto interno que no creo que deba debatirse en los medios", dijo, por ejemplo, Vergés, vicepresidenta de la academia durante cuatro años.

No todos siguieron su consejo. De hecho, el plebiscito, planteado inicialmente alrededor de la figura de Almodóvar, ha virado hacia la esencia y la metodología de la propia academia. Y ése es, sin duda, un logro para el director manchego. "Hay que agradecer a Almodóvar su marcha. Ojalá sirva para un replanteamiento de la academia", declaró en este sentido Vicente Aranda (Amantes, Juana la loca ), quien nunca ha pertenecido a la institución.

DEMASIADO SECRETISMO

El director de La mala educación encontró más apoyos a su tesis de que el sistema de votación de los Goya es inadecuado. "Hay demasiado secretismo. Ahora la academia ha quedado herida", dijo Pepe Sancho, que ganó un Goya como actor de reparto por Carne trémula .

Un respaldo similar obtuvo de Manuel Gómez Pereira (Boca a boca, Entre las piernas ). "A Pedro se le ha castigado desde la academia. Desde La ley del deseo ha tenido una recepción en contra. Es un deporte que se practica en todos los estamentos de la cultura: tratar mal a las personas que realmente tienen genio", dijo el director, contrario también al sistema actual de los Goya, según el cual cada miembro designa los nominados sólo en su especialidad y luego, en la votación final, todos votan en todas las categorías. "Somos pocos y propicia unas votaciones gremiales", indicó.

Joaquín Oristrell, que ha pertenecido a la junta directiva de la academia, aceptó la sensación que expuso el productor Agustín Almodóvar de que a su hermano no se le valora suficiente en España. "La mala educación no ha tenido un buen trato, pero el contencioso entre Almodóvar y la academia viene de largo".

Oristrell obtuvo cinco candidaturas con Inconscientes en los últimos Goya, una más que La mala educación , y confesó que eso "me hizo sentir algún apuro". "Está en su derecho --dijo-- de marcharse. La academia no es como una compañía de ADSL, que parece que cuesta tanto de dejar. Provocará una reflexión, y eso es bueno".

El productor y director Gerardo Herrero, que ocupó la presidencia de la academia en 1994, plantó cara al manchego: "Almodóvar debe reconsiderar su opinión. El sistema actual se aprobó democráticamente y es el mismo que se utiliza en los Oscar. Si acepta el de Hollywood, no entiendo por qué no el de la academia española".

"No sé --añadió-- si la academia ha sido injusta con Almodóvar. La institución en sí no es nada, es la gente del cine. A unos les gusta y a otros, no".

Por su parte, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, eludió opinar sobre la polémica: "No es asunto del ministerio".