Puede ser una pose o un filón literario inagotable, pero lo cierto es que Amélie Nothomb se presenta a sí misma como mujer excesiva en casi todo: alcohólica a la tierna edad de 3 años, siempre hambrienta, anoréxica y viajera por medio mundo a una edad en la que las niñas apenas han salido de su ciudad natal. Además, se dice autora de 58 libros, no todos publicados, cuatro de los cuales han tomado --con sutil ironía y crítica inteligente-- su propia vida como base argumental. La autora presentó ayer en Barcelona el cuarto título de esa supuesta serie, Biografía del hambre .

Nothomb, hija de un diplomático belga, nació en Kobe, Japón, en 1967, cumplió los 6 años en China, los 10 en Nueva York, los 12 en Bangladesh, los 13 en Birmania y los 17 en Bruselas. A los 22, regresó a Tokio para hacer una especie de ajuste de cuentas con su infancia y la experiencia dio lugar a Estupor y temblores (1999) , en opinión de algunos críticos, su mejor libro. Metafísica de los tubos (2000), Sabotaje amoroso (1993) --dos novelas con material autobiográfico-- y Cosmética del enemigo (2001) son sus obras más conocidas en España, un país que le gusta visitar, según dijo, por la calidad de sus alimentos, con preferencia por el buen jamón y los tocinillos de cielo. El chocolate lo prefiere belga.

REFERENCIA A VANUATU

Nothomb afirma que todo lo escrito en Biografía del hambre (Anagrama / Empúries) es cierto, pero no se trata de una obra del todo autobiográfica porque narra todo lo que vivió en la época narrada, los primeros 22 años de su vida. El libro tiene el hambre como sutil hilo conductor --el propio y el de los países donde vivió--, con un inicio original, una cita a Vanuatu, archipiélago del Pacífico cuyos habitantes nunca han sufrido la falta de comida. Incluye cáusticos retratos de la geografía recorrida --miseria en Bangladesh, el hermetismo chino, la ignorancia de ciertos norteamericanos--, con la dificultad añadida de pertenecer a un pequeño país: "Siempre estuve en minoría; ser belga casi fue un defecto". "El hambre es el principal motor del mundo y he querido dar a esa palabra el sentido más amplio --explicó--; hambre de todo, de curiosidad, de bebidas, de amor, e incluso como estado intelectual".

Nothomb, afable, afirmó que "la escritura, le salvó de la anorexia" y que continuará su literatura autobiogáfica.