A los 74 años, Clint Eastwood es desde la última gala de los Oscar el director de más edad premiado con un Oscar, se siente "como un niño". A los 33, Alejandro Amenábar ha conseguido lo que nunca logró su adorado Alfred Hitchcock. Jamie Foxx es capaz de poner en pie a lo más granado de Hollywood en pie. Hilary Swank logra su segundo Oscar en cinco años. Morgan Freeman, el primero de su larga trayectoria. Hay estatuillas para dos de los escritores más independientes y originales de Estados Unidos, Alexander Payne y Charlie Kaufman. Y Martin Scorsese, mientras, sigue esperando.

La 77º edición de los premios de la Academia de Hollywood celebrada el día 27 de febrero con todo su arrebato de espectáculo en el Kodak Theatre de Los Angeles tuvo casi todo lo que se le puede pedir a los Oscar: vencedores, vencidos y emoción. Y el primer premio en su historia para una canción en español, celebrado por Jorge Drexler con elegancia suprema tras una situación incómoda.

El momento más importante para el cine español llegó en la parte final de la gala --mucho menos políticamente incorrecta de lo que se esperaba con la presencia de Chris Rock como maestro de ceremonias--, cuando Gwyneth Paltrow leyó los cinco títulos candidatos al Oscar en categoría de habla no inglesa.

OVACION PARA BARDEM

Al abrir el sobre, su grito de "España" hizo que todos los esfuerzos de la maratoniana campaña de promoción valieran la pena. Sobre el escenario, Amenábar dedicó el premio primero a Ramón Sampedro --del que dijo que, pese a su lucha por el derecho a morir, "extendió vida a su alrededor"--, luego, a Javier Bardem --lo que provocó una sonora ovación-- y finalmente, al productor que le acompañaba, Fernando Bovaira, y al equipo de Mar adentro .

El director español esperó todo el día con nervios hasta que, con una emoción que incluso a él le sorprendió, Paltrow dijo en perfecto español de Talavera de la Reina: "España, Mar adentro , Alejandro Amenábar". Por fin el Oscar estaba en sus manos. Eso sí, el director quiere matizar: "El premio es para la película, no para mí. No creo que cambie mi carrera en lo más mínimo".

Tras la gala, al director le empezaron a llover las preguntas sobre proyectos en Hollywood, o sobre ideas como la de trabajar con Spielberg. El mantuvo lo de siempre: "Para mí lo más importante es creer en los proyectos que hago, buscar la mejor manera de contarlos y sentir pasión. Si aparece en el camino uno ajeno que me despierta pasión lo haría pero, si no, mantendré la relación que he tenido hasta ahora con Hollywood".

Sobre la alfombra roja también opinó: "Es como la venta de pescado en un mercado. Llegas allí y eres la merluza que nadie quiere. De repente está el rodaballo. Pasa el besugo. Sientes que te están vendiendo en el mercado. Y es lo que se me hace más cuesta arriba, la famosa alfombra roja", confesó.