Lost in translation segunda película de Sofia Coppola tras Las vírgenes suicidas , es un latido. Un silencio. Una noche en el karaoke cantando a Nick Lowe, The Pretenders y Roxy Music. Un susurro. Una historia de amor frágil e intenso, hecho de sutilezas y melancolía. Un amor que todos deberíamos vivir al menos una vez en nuestra vida.

Cuenta la historia de dos náufragos (en lo físico y en lo sentimental) que un día se encuentran en tierra extraña. El es Bob Harris (Bill Murray), actor de éxito que viaja a Tokio para rodar un anuncio de whisky Suntory. Está solo, solísimo, en su hotel de cinco estrellas, residencia fría e hipertecnificada donde todo es lo mismo que ayer. El cambio horario le impide dormir. El único contacto con su vida (cotidiana) son las llamadas de su esposa, frías como el pescado crudo, que le envía por correo muestras para la tapicería de su despacho y croquis de estanterías tipo Ikea. Viste Helmut Lang y le van a pagar dos millones de dólares por el anuncio del whisky, pero se siente hueco por dentro. Le muerde la crisis de la cincuentena.

Ella es Charlotte (Scarlett Johansson), joven recién licenciada en Filosofía que está en Tokio acompañando a su atribulado marido, fotógrafo de moda más pendiente de su trabajo que de su chica. Está también sola, solísima, en el mismo hotel que Bob. Tampoco puede dormir. Sus días transcurren entre largos paseos por Tokio (neones, metro, máquinas de videojuegos, templos budistas y trenes bala) y la monótona observación de los enormes edificios de la ciudad desde el ventanal de la habitación. No acaba muy bien de saber qué hacer con su vida. Escucha un cedé de autoayuda a través de un discman. Tampoco sabe muy bien de qué trabajar. La filosofía no da dinero. Siente su joven matrimonio estancado.

TOKIO Y LA SOLEDAD

Tokio, ciudad de neón rara e intraducible, ejerce de amplificador de la soledad de Bob y Charlotte.

Las vidas de ambos personajes se cruzan en el piano bar de ese hotel donde se alojan. De este modo, encuentran una solución para aliviar la apatía vital que sienten.