¿La Universidad de Extremadura es realmente atractiva para el alumno?--Creo que sí. Lo bueno que tiene la Uex es que cuenta con cuatro campus, 17 centros, muchísimas especialidades y forma en todos los campos del conocimiento. Además, Extremadura es una de las comunidades más baratas. Y eso ahora es una ventaja, porque te permite estudiar en una buena universidad en unas condiciones económicas más cómodas.

Pero, ¿y por la calidad de la formación y sus instalaciones?--Tiene una calidad excelente. No sé si es la mejor o la peor, pero por mi experiencia creo que es sobresaliente. El profesorado, por ejemplo, está muy identificado con su alumnado. Eso hace que la universidad sea atractiva.

Sin embargo, según datos del Ministerio de Ciencia e Innovación, la Uex tiene una de las tasas más bajas de estudiantes procedentes de otras comunidades.--Extremadura es la gran desconocida para todo, en cualquier otro ámbito. Sí es cierto que hace falta una promoción mayor hacia el exterior. Hay mucha competencia y hay un nivel de universidades alto y con una amplia oferta de titulaciones. Esto no deja de ser una empresa que debe promocionarse para captar a sus clientes, que en este caso son los alumnos.

Este curso se ha incrementado un 8% la cifra de alumnos de nuevo ingreso. ¿A qué lo achaca?--A las acciones que el consejo de estudiantes y la propia universidad hacen de cara al exterior, para los futuros alumnos, para los institutos. El mejor ejemplo son las jornadas de puertas abiertas.

Usted representa al actual alumnado de la universidad. ¿Cuáles son las mayores necesidades y urgencias de los estudiantes en estos momentos?--Yo creo que el principal problema en estos momentos es la escasa participación estudiantil. El alumno ya no ve la universidad como su segunda casa, sino como un espacio donde va a estudiar dentro de un horario fijado y luego se desvincula totalmente. Ignoran que hay muchas actividades, cursos, formación continua que no aprovecha. Y eso no es un problema de los responsables de la universidad, sino de la sociedad en general, que cada vez es más conformista. Por eso uno de mis principales objetivos es fomentar la participación estudiantil en todos los ámbitos de la universidad, desde la educación hasta la investigación, pasando por el ocio o la cultura.

Habla de participación pero precisamente ahí reside una de las grandes críticas de los colectivos estudiantiles contra el Proceso de Bolonia: la no participación del alumno en el diseño del plan.--Es verdad que nos ha venido impuesto, pero no es menos cierto que la gente aún no está muy enterada de lo que va a suponer. Pienso que eso no influye en una mayor participación y compromiso del estudiante, que ahora mismo tiene fama de rebelde y revolucionario porque cuando algo le viene impuesto levanta su voz y protesta. De ahí las plataformas No a Bolonia.

¿Le preocupa la falta de información que parece que hay sobre el Proceso Bolonia?--El consejo de estudiantes está tratando de informar. Hay preocupación porque no se sabe bien lo que viene encima. Ha habido una gran desinformación. Sobre todo ha faltado información concreta para las diversas titulaciones. Solo se habla de consecuencias generales.

¿Es desinformación interesada?--Creo que... no. Lo que pasa es que al venir impuesto desde arriba hay una serie de filtros que van reteniendo información. Si hubiese intereses ocultos la gente se habría levantado en contra antes.

¿En la Uex se tiene en cuenta la opinión de los estudiantes en la toma de decisiones?--En el claustro y en el consejo de gobierno estamos bien representados, con voz y voto y los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro representante de la comunidad universitaria. Es cierto que el profesorado y otros colectivos tienen más representación, pero en los cuatro años que llevo en la universidad al estudiante siempre se le ha escuchado y lo que se hace va en su beneficio. En el debate sobre los futuros planes de estudio se nos ha tenido en cuenta.