Canciones que mueven montañas y dejan en reposo las teorías agoreras sobre el futuro del rock. Viendo a Bruce Springsteen, ese género venerable exhibe todos sus poderes anímicos y curativos, y su fulminante capacidad agitadora de grandes audiencias. La confidencia y la épica; el susurro y el trueno se manifestaron la noche del 25 de noviembre en el Palacio de los Deportes de Madrid, en el estreno europeo del Magic tour , en una sesión de alta intensidad oficiada con ese séptimo de caballería del rock´n´roll llamado E Street Band.

La detonación fue sencilla y cruda: el grito desnudo de "Is there anybody alive out there?" ("¿hay alguien vivo ahí?" ), de Radio nowhere , la proa de Magic , el Boss abrió el concierto tras un retraso de 45 minutos. Sonido compacto y tres guitarras en lo alto, la del líder y las de Little Steven y Nils Lofgren. En la alineación, dos bajas: Danny Federici (que está recibiendo un tratamiento por melanoma), suplido por Charles Giordano, y la más inesperada de Patti Scialfa, a quien una indisposición ha apartado de las primeras citas de la gira.

No surrender , uno de los momentos más épicos de Born in the USA , siguió inflamando la sala, y Lonesome day completó el incendio con el pabellón en pie. Las menciones al nuevo material, como Gypsy biker y Magic , esta en tándem con la voz y el violín de Soozie Tyrell, rebajaron solo un poco la tensión. Fue entonces cuando Springsteen tomó la palabra leyendo un texto en castellano. "Vivimos un tiempo en que las mentiras son la verdad, y las verdades se convierten en mentiras", apuntó.

VISITA A ´CANDY´S ROOM´

Las raíces americanas asomaron en Reason to believe , con solo de armónica y mutación rockera. Tras Darkness on the edge of town cayó una canción fetiche para los fans históricos, Candy´s room , con su remolino febril, y otro viaje al pasado con She´s the one . Para presentar Living in the future , Springsteen volvió a atacar. "Esta canción habla del presente en América, con pérdida de derechos civiles y guerras innecesarias". Y remató: "Así que, ¡luchad!". El saxo de Clarence Clemons reinó en The promised land , y I´ll work for your love se dirigió "a todos los amantes".

Y otra sorpresa: Tunnel of love , ausente en las últimas giras. Y el rocabilly de Working on the highway , tras el cual Springsteen se puso serio. Devil´s arcade aludió a Irak, y The rising al 11-S; un tono de gravedad que siguió con Last to die y Long walk home . Con Badlands todo se vino abajo de forma irreversible, y los bises rubricaron la conquista: de Girls in their summer clothes a Dancing in the dark , pasando por Thunder road y Born to run , y tocando techo con la fiesta céltica de American land .

Se cerró así otro capítulo de

springsteenmanía que tuvo continuidad el lunes en Bilbao y que atrajo a altas personalidades: los príncipes Felipe y Letizia, y las infantas Elena y Cristina, asistieron al concierto de Madrid.