La escritora Espido Freire cree que la literatura es "fascinante" para contar lo que no se aprecia en la vida cotidiana a simple vista, "esas cosas que van bajo la piel y que se suelen ocultar, y con esta premisa ha escrito los 23 relatos que componen su último libro, Juegos míos .

Un libro con el que Espido Freire (Bilbao, 1974) ha querido, según explica, hacer "un juego literario en complicidad con el lector para descubrir la parte más oscura del alma humana", a través del mundo mágico y simbólico que caracteriza toda la obra de esta autora.

Editado por Alfaguara, Juegos míos está dividido en tres partes: El tiempo huye , donde Freire trabaja con el ritmo del tiempo mítico, circular, dilatado por el recuerdo y el sueño. Una segunda parte denominada Quedemos para la merienda , con relatos impregnados de grandes reflexiones psicológicas y donde los personajes actúan muchas veces con gran crueldad para defenderse de una sociedad llena de prejuicios, del debe ser y la culpa.

Y una tercera y última parte, con el título Bestiario , que está dedicada a los monstruos de fuego, de agua, de tierra, de aire, de cristal, de sombra o de madera que juegan metafóricamente con el pasado, la realidad, el matrimonio, la muerte, la vejez o la falta de belleza, y que se esconden bajo las cortinas o debajo de las camas. Un mundo simbólico, lleno de magia, fantasía, psicología, y amor, por donde esta escritora, de 30 años, está acostumbrada a deambular, desde que comenzó su carrera.

Espido Freire asegura que ha escrito este libro pensando que el lector está al otro lado de la historia "para jugar, para no dejarse engañar, y sabiendo que las reglas de juego las marcó yo".

Ganadora del Premio Planeta con Melocotones helados , una novela de búsquedas y pérdidas, con tan sólo 25 años, Freire ha sido definida por la crítica como "una de las voces más originales del panorama literario español".

Filóloga inglesa y cantante de ópera, Espido Freire no suele frecuentar mucho las capillas literarias a pesar de vivir en Madrid, y es muy crítica con la gente de su generación, gente joven que es en definitiva la protagonista de Juegos míos .

Y es que el amor es otro de los protagonistas de este libro, para Freire la gente de su generación está marcada por la tecnología y el amor. "Se trata -dice- de un amor trabajado con el móvil, los chats, las videoconferencias o el ordenador con el que intentan mitigar la soledad, pero a la vez también efectúan un escapismo, una forma de huir del verdadero amor porque es algo más complejo y doloroso, que exige madurez".

La autora de títulos como Donde siempre es octubre , y una gran defensora del género del cuento, trabaja en un ensayo sobre la decadencia de los zares rusos.