La película Luz silenciosa , galardonada con el premio del jurado en el último festival de Cannes, es una historia de amor ambientada en el seno de una comunidad menonita que habita en la zona norte de México.

No debió de ser fácil penetrar en un mundo donde las películas no existen.--Son una comunidad cerrada en sí misma desde hace 400 años. Viven aislados en el campo, no tienen contacto con el exterior. Y, dado que sienten aprensión hacia la televisión y el cine, tuve que ser muy detallado respecto a mis intenciones: documentar su cultura, su forma de hablar y de vestir, sus casas. Todo ello está condenado a desaparecer. Muchos me rechazaron. Los que no lo hicieron aparecen en el filme.

¿Y por qué decidió rodar allí? Esta es una historia de amor universal...--Porque quería retratar el conflicto humano puro, un hombre que se enamora de una mujer y luego encuentra a otra. Un conflicto arquetípico solo puede suceder en una sociedad uniforme, sin clases sociales ni prejuicios sobre la belleza.

Al contemplar ese conflicto es difícil no pensar en ´Ordet´, de Carl Theodor Dreyer. ¿Hasta qué punto fue un modelo?--Ordet me ha fascinado desde que la vi por primera vez. Pero en un principio más bien tenía en mente La bella durmiente . A medida que estreché vínculos con los menonitas, una comunidad germánica, no pude evitar sentir la cercanía de Dreyer. Pero Ordet es una película cristiana o acerca de la fe religiosa y en la mía la naturaleza, luz, gente, acciones, todo está contaminado.

Ordet La bella durmiente Ordet

¿De qué?--Me explico: traté de eliminar esa rígida división que nuestra cultura establece entre el mundo físico y el más allá. Quise que todo tuviese el mismo tratamiento, tanto los hechos presuntamente físicos como los supuestos milagros. Al final, todo depende de la forma de mirar.

La idea del milagro, presente en toda su obra, tiene claras connotaciones religiosas. ¿Es usted un hombre religioso?--No sigo una religión a modo de dogma, pero percibo una fuerza, una lógica, una belleza superior omnipresente, que no sé cómo se relaciona con conceptos como la muerte, también presente en mi obra porque es consustancial a la vida. Me conformo con saber que hay algo más allá de la comprensión humana, y aceptar que la naturaleza es una manifestación de esa belleza suprema.

¿Es su filme más espiritual?--El más emotivo. Batalla en el cielo respondía a preguntas como: ¿En qué sociedad vivo? ¿Existe la injusticia natural o es producto del hombre? ¿Es la religión un camino real o un placebo?. Las preguntas que plantea Luz silenciosa son más íntimas: ¿cuánta entrega es necesaria en el amor? ¿Hasta qué punto puede nuestra irresponsabilidad o indecisión emocional destruir al otro?.

Batalla en el cielo Luz silenciosa

En ese sentido, ¿de qué forma le ha afectado su tendencia bressoniana al uso de actores no profesionales?--Es cierto que la teoría y la técnica de Robert Bresson respecto a la interpretación siempre me han servido. Pero Bresson no permitía que sus personajes sintieran, y a mí lo que más me interesa es precisamente atrapar la energía emocional de los individuos que hay ante la cámara. Dicho esto, yo también pienso que la técnica interpretativa es un estorbo para acceder a la humanidad. Me fascina ver a una persona por primera y última vez en una película, y no ver a Nicole Kidman vestida hoy de enfermera y mañana de astronauta o de escritora del siglo XIX.