Alguien podría preguntarse qué gracia tiene vivir una vida virtual, cuando ya es suficientemente difícil ir tirando en la real. Para muchos no tiene sentido, pero para otros supone un reto apasionante. Casi 2,8 millones de personas en todo el mundo reside en Second Life (www.secondlife.com), un juego que es más que juego: es un lugar donde los participantes establecen relaciones sociales, hablan, se divierten y donde también construyen, compran y venden y, por tanto, generan actividad económica.

El crecimiento en el número de jugadores es espectacular.