Contra todo pronóstico, porque su nombre no aparecía en las quinielas de los críticos, el poeta chileno Gonzalo Rojas ganó el miércoles el Premio Cervantes 2003, el más prestigioso de todos los que se conceden en el ámbito de la literatura hispana. El galardón está dotado con 90.152 euros.

La sorpresa tiene también sabor a descubrimiento. Rojas es un poeta oculto y oscuro que ha escrito sin prisas una obra exquisita, pero no preciosista, que se reparte a lo largo de 15 libros de poemas. Su nombre, uno de los más prestigiosos de la actual literatura chilena, se ha barajado en numerosas ocasiones como candidato al Nobel.

Premios no le han faltado a este autor de 84 años nacido en un pequeño pueblo minero. Pero el Cervantes le ha cogido por sorpresa. Desde su casa de la ciudad de Chillán, a 400 kilómetros al sur de Santiago, Rojas se mostraba abrumado: "Me ha costado un poco creer que esto tan maravilloso está pasando. Yo, un hijo de madre viuda, un hijo de minero, un hombre que fue del pobrerío de Chile y que se crió leyendo a escondidas la literatura de España... Es demasiado para mí".

Logró cursar estudios de Filología clásica a pesar de la humildad de su su familia gracias a una beca.

COMPROMISO SOCIAL

Antes de publicar su primer libro, La miseria del hombre (1948), coqueteó con el surrealismo del grupo La Mandrágora, pero desencantado, marchó al norte de Chile donde enseñó a leer a los mineros (su padre lo fue). Más tarde, participó junto a Nicanor Parra en los Encuentros de Escritores Chilenos, semilla de un compromiso social que culminó en su servicio al Gobierno de Salvador Allende como diplomático. Publicó entonces su segundo libro Contra la muerte (1965), que le valió la atención de la crítica.

El golpe de Estado le pilló en La Habana y le obligó a exiliarse en la universidad de Rostock, en la antigua RDA --"allí me di cuenta de que el sueño del socialismo de Estado iba a producir el horror que es la policía del pueblo"--, para pasar más tarde a Venezuela a finales de los 70. Allí publicó su tercer libro de poemas, Oscuro (1977), que disparó su interés internacional. Sus libros se publicaron en México, Madrid y Nueva York y se sucedieron las ediciones: Transtierro (1979), Del relámpago (1981), 50 poemas (1982), El alumbrado (1986), Antología personal (1988), Materia de Testamento (1988) Desocupado lector (1990), Antología del aire (1991), Las hermosas (1991), Zumbido (1992), Río turbio (1996), América es la casa y Obra selecta (1999). En 1979 regresó a su país: "Siento que Chile está vivo de nuevo, con toda su problemática pero con una economía clara", ha dicho.