La proliferación de los radares ha disparado la venta de los detectores de estos controladores. Situados en el interior del coche nos avisan de la proximidad de un sistema de medición externo de la velocidad a la que circulamos. Más allá de los juicios éticos, lo cierto es que la utilización de este método para eludir la vigilancia básica de las normas de circulación, entra dentro de la ilegalidad. Pero curiosamente no lo es la compra ni la venta.

Existen tres tipos de antirradar, uno es el jammer , que interfiere la señal de láser que emite el radar. Estos son peligrosos porque pueden afectar a los sistemas de navegación aéreos. Otro tipo serían los que escuchan la señal de los radares y nos avisan de su presencia