Buen actor? Muy bueno. ¿Galán? Sin duda. ¿Estrella? Innegable. ¿Famoso? Por favor. George Clooney tiene todos los atributos necesarios para reinar en el Hollywood de hoy. Pero su forma de utilizar su capital en la industria más influyente en la cultura popular no se ha quedado en el cómodo mundo del papel cuché, las alfombras rojas y las taquillas rebosantes y está reviviendo los tiempos no tan lejanos en los que una película estadounidense podía ser un detonante de diálogo más efectivo que el mejor discurso político.

Con Syriana , un thriller político sobre los tenebrosos grises de la industria del petróleo, la política, el espionaje y el fundamentalismo religioso que ha dirigido Stephen Gaghan (el guionista de Traffic ) y que se estrenó el pasado 22 de noviembre en Estados Unidos, Clooney se asienta como una de las voces de la conciencia de Hollywood.

Empezó a alzarla con papeles en películas como Tres reyes y con su segundo esfuerzo tras la cámara, Good night and good luck , y seguirá haciéndolo con proyectos como el remake de Network . George Clooney está en pie de guerra.

"Siempre he estado involucrado en ideas y proyectos políticos porque me gustan, son divertidos e interesantes. El secreto de las películas es que le dices a la gente no lo que tiene que pensar sino que puede plantearse las preguntas que tú planteas", decía Clooney recientemente en un encuentro con la prensa.

HERENCIAS E INFLUENCIAS

A la promoción de Syriana , una película en la que interpreta a un agente del servicio de espionaje de la CIA y en la que ha ejercido de productor junto con Steven Soderbergh, Clooney llegaba paseando sobre una alfombra desplegada por The New York Times, que la semana anterior le coronó heredero de dos cineastas activistas como Warren Beatty y Robert Redford.

A George Clooney no le disgusta que le den ese testigo, pero insiste en ampliar las referencias. "Tienes que amar las películas que ellos interpretaron, dirigieron y produjeron, pero hay una cantidad enorme de gente a la que también admiro muchísimo: Stanley Kubrick, Sidney Lumet... Y gente que llevaron su lucha de forma más sutil, como Burt Lancaster o Kirk Douglas, que rompió la lista negra de McCarthy", indica el actor.

Clooney conoce bien las listas negras y no sólo como material de cine. Su nombre, desde luego, no es de los favoritos del presidente de Estados Unidos, George Bush, ni del mundo conservador de ese país. Y aunque Clooney reconoce que "a nadie le gusta estar en la lista negra de nadie", está orgulloso de que se le incluya en el Hollywood progresista que ha sido vocal contra la guerra de Irak.

"Estaría avergonzado si dentro de veinte años se listara la gente que habló contra la guerra antes de que empezara y mi nombre no estuviera en esa lista. Sentiría que he estado en el lado equivocado de la historia --dijo Clooney--. Podría tener una vida tranquila, pero la única persona a la que haría daño es a mí mismo. Estoy orgulloso y lo estaba hace tres años y entonces no era fácil".

ACUSACION DE ANTIPATRIOTAS

Se refiere a ese momento en Estados Unidos cuando, tras los atentados del 11 de septiembre a las Torres Gemelas, el país se aunó olvidando diferencias políticas y se refiere al tiempo posterior en que algunas voces disonantes que empezaron a cuestionar determinadas políticas se enfrentaron a la acusación de antipatriotismo. "Espero no ser llamado antipatriota por proponer preguntas", planteó Clooney.

De momento, la taquilla está bendiciendo la salida del armario político de una de sus mayores estrellas y Clooney presumía la semana pasada de llevar recaudados 60 millones de euros con Good night and good luck , una película rodada con poco más de seis millones de presupuesto. El interés y el nivel de discusión que rodea el estreno de Syriana también crea buenas perspectivas para un proyecto en el que se involucró un gran estudio como Warner.

UN HOMBRE ORGULLOSO

Si el público llegara a no responder, Clooney no se vería muy afectado. "He hecho muchos proyectos de los que estoy orgulloso aunque se hundieran en taquilla. No tengo ni la más remota idea de cómo le va a ir a Syriana pero si la gente se polariza y algunos no van a verla, quizá sea señal de que hemos hecho la película que debíamos".

Además, este intérprete tiene claro su principal motor. "No intento ser un político, eso no es lo que hago. Lo que busco son buenos guiones", asegura en la presentación del filme.