El pasado viernes llegó a las pantallas españolas Los chicos del coro , un filme que al igual que la de Alejandro Amenábar, Mar adentro , opta a un premio Oscar en la categoría de mejor película extranjera.

Los chicos del coro está dirigida por el músico Christophe Barratier que debuta como director de largometrajes con esta cinta, donde rinde homenaje a la infancia y a la música.

Esta película es el último gran éxito del cine francés. Aúna drama y comedia, humillación y superación, infancia y opresión, música y liberación. Así son las ecuaciones del debut de Christophe Barratier. En Francia, Los chicos del coro ha sido vista por ocho millones de espectadores.

Barratier, que ya dirigió el cortometraje Les Tombales en el año 2001, ha mantenido en su primera película "sobre todo la emoción que despiertan las voces de los niños y el personaje del músico fracasado que, a pesar de todo se esfuerza por cambiar el mundo de los que le rodean". "Sé que el cine no puede cambiar las cosas, pero puede despertar las ganas de intentarlo", señala Barratier, a quien le gusta salir del cine tras ver una película con ganas de identificarse con el personaje principal.

Situar Los chicos del coro en 1949 no fue algo casual. "Después de la guerra se constituyeron los famosos centros de reinserción llamados comúnmente correccionales. El final de los cuarenta fue una época traumatizada: se acababa de salir de la guerra y al estar en crisis, los padres tenían otras preocupaciones que educar a sus hijos", relata.

Como la música es la razón de ser del relato, el correspondiente CD con la banda sonora ha vendido en Francia 700.000 copias. Andan inquietos los distribuidores franceses entregados al cine norteamericano, ya que Los chicos del coro ha superado con creces en recaudación al tercer Harry Potter y al segundo Spiderman.

Barratier es concertista de guitarra, aunque desde 1991 trabaja en la productora del actor Jacques Perrin. Los chicos del coro le permite aunar sus dos pasiones, música y cine, a partir de una historia que ya había sido llevada a la pantalla en 1945 por Jean Dreville, Le cage aux rossignols .

Allí se trataba de la relación entre un grupo de jóvenes delincuentes y su celador, que intentaba reintegrarlos socialmente con el estudio de la música. En la versión de Barratier, ambientada en 1949, la acción se desarrolla en un opresivo y depresivo internado para niños problemáticos dirigido por un autoritario individuo. El nuevo profesor de música (Gérard Jugnot) intenta ganarse la confianza de los pequeños creando un coro que les servirá a todos de válvula de escape.

La historia está contada por uno de aquellos niños que atisbó la esperanza a través del canto coral, Pierre, convertido hoy en un célebre director de orquesta. Al regresar a casa por la muerte de su madre, el director hurga en su memoria para que salgan a la luz todas sus experiencias agridulces en el internado.

Los chicos del coro se proyectó en la clausura de la semana Internacional de Cine de Valladolid 2004 y tuvo tres nominaciones a los Premios Europeos 2004 (Mejor Película, Mejor Actor -Gérard Jugnot- y Mejor Compositor -Bruno Coulais-).

MAR ADENTRO

Pero a pesar de los buenos augurios de esta película, Mar adentro consiguió la pasada semana su primera victoria en la temporada de premios de Hollywood, que concluye con la entrega de los Oscar. La película de Alejandro Amenábar obtuvo el galardón de la Junta Nacional de Críticos a la mejor cinta extranjera. Este grupo, con sede en Nueva York, escogió Finding Neverland como la mejor película del año, un estudio sobre J.M. Barrie y su inspiración a la hora de escribir el clásico Peter Pan .