"Con judíos como Spielberg no hacen falta enemigos". Así de rotunda se ha manifestado estos días en la prensa israelí Mimi Weinberg, viuda de uno de los 11 atletas israelís asesinados en 1972 en los Juegos Olímpicos de Múnich por un comando del grupo terrorista palestino Septiembre Negro, al referirse a la última película de Spielberg, Munich .

El filme, que se estrenó la semana pasada en Israel, narra la cadena de asesinatos de palestinos supuestamente relacionados con el atentado en la Villa Olímpica alemana atribuidos al Mossad, y ha puesto al director estadounidense al pie de los caballos de quienes con La lista de Schindler lo aclamaron como un amigo fiel del pueblo judío. Las declaraciones de Weinberg son significativas del debate que ha generado Munich.

La productora de Spielberg se puso en contacto con Weinberg para usar su testimonio en la película, pero la mujer se negó porque no le permitieron leer el guión. Ahora, tras ver la película dos veces, opina que es "inmoral" ya que, sostiene, "equipara a aquéllos que asesinan a inocentes con quienes cazan a los asesinos". Este es el argumento más repetido por los detractores del filme. "Humaniza a los terroristas árabes" señala Meir Jolobitz, director ejecutivo de la poderosa Organización Sionista Mundial.

PLEGARIA POR LA PAZ

La película es atacada desde otro flanco: la veracidad de la propia operación antiterrorista. El guión se basa en el libro Venganza , que escribió el periodista canadiense George Jonas en 1984 y que usa como principal fuente a un supuesto exagente del Mossad cuya credibilidad fue cuestionada después de haberse publicado el libro.

El problema de fondo es que la película --protagonizada por Eric Bana, Daniel Craig, Geoffrey Rush y varios actores israelís entre los que se encuentra el hijo de Mimi Weinberg que interpreta a su propio padre-- plantea un dilema moral muy polémico en los tiempos que corren: si la vulneración de los derechos humanos es un método adecuado, desde un punto de vista moral y pragmático, para acabar con el terror. "Estoy a favor de que Israel responda con fuerza cuando es amenazado. Pero una respuesta a una respuesta no resuelve nada, sólo crea una perpetua espiral.

En Munich,Spielberg combate la idea de que la única forma de luchar contra el terrorismo es deshumanizar a los terroristas. "Entender no es sinónimo de perdonar", añade el director, quien, en contra de las crítricas despertadas en Israel, califica el argumento de su película de "plegaria por la paz".